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Mujeres sanjuaninas y otros relatos populares

La memoria del Tango en San Juan

El Dr. Amín Raed dejó una huella imborrable en la historia del tango en San Juan, siendo el fundador del Museo del Tango del Siglo XX. Su dedicación a preservar y difundir la memoria del tango se tradujo en reconocimientos culturales y legislativos, así como en un espacio que celebra la riqueza del patrimonio musical argentino, un legado que perdura a pesar de los desafíos del tiempo.

Dr. Amín Raed.

Como los recuerdos que atesoraba en ese lugar de coincidencia entre pasado, presente y futuro, definitivamente el Dr. Amín Raed pertenece a la historia del tango, fundamentalmente por ser quien, a través del Museo del Tango del Siglo XX, la Casa del Tango "Carlos Gardel" y las tertulias de los segundos jueves de cada mes, cultivara y conservara en vida la memoria del tango en San Juan. 


En estos lugares "se difunde y se defiende el tango", le gustaba decir a su mentor y fundador, pues qué otra cosa son los museos sino "instituciones encargadas de conservar, estudiar y exhibir el patrimonio histórico y cultural de una nación. Son como una lección viva de la memoria de la humanidad y de un pueblo en particular". 


Su labor sería reconocida oficialmente por la Subsecretaría de Cultura de la provincia como así también por la Municipalidad de la Capital sanjuanina, declarando sus creaciones de "Interés Cultural". También serían declaradas de "Interés Legislativo" por la Cámara de Diputados de la provincia "por su consolidación de los vínculos culturales e históricos, de investigación artística, enseñanza y defensa de la música típica ciudadana". Por su parte, el Ministerio de Educación provincial, a través de la Resolución 3515, resolvió en su momento otorgar puntaje a los establecimientos educativos que visitaren el museo con sus docentes y alumnos. 


Así también, la obra del Dr. Raed recibió en el 2003 el reconocimiento de la Academia Nacional del Tango por medio de su director en aquel momento, el señor Horacio Ferrer. Y hasta el diario La Nación le reconoció al museo del Dr. Raed el privilegio de haber inspirado a la Academia Nacional del Tango la creación del Museo del Tango en Buenos Aires: "La idea –decía el texto periodístico- surgió de otro museo que homenajeó a Carlos Gardel en San Juan", en obvia mención al museo del Dr. Raed. 


Inauguración, propósito y contradicción 
El Museo del Tango del Siglo XX "Dr. Amín Raed" (su fundador y propietario) fue inaugurado en diciembre de 1999 en homenaje a Carlos Gardel, nacido el 11 de diciembre de 1890, fecha que fuera instituida en la Argentina como la del Día Nacional del Tango por un decreto del año 1977. En realidad, la inauguración del museo sanjuanino tuvo lugar el 4 de diciembre, para que no se superpusiera con la asunción de las nuevas autoridades elegidas en la Nación y en la Provincia, que asumían precisamente el 10 de diciembre de 1999. De no haber sido así, como calculaba su fundador, la inauguración del museo probablemente hubiera quedado opacada por aquellos acontecimientos.


La idea del Dr. Raed era y fue durante mucho tiempo, hasta que murió, "rescatar el siglo XX", y por eso se apuró a fundarlo en coincidencia con el fin de siglo, "como una síntesis del mismo". 
La inauguración "fue muy linda y de gran nivel", me dijo su creador cuando lo entrevisté. Había contado con la actuación de lo que para Raed era en sí mismo un rescate de los mejores valores del tango local: la Orquesta Municipal de Tango, "una orquesta clásica de la época de oro del tango (1930-1950) integrada por nueve músicos de primer nivel", orquesta que paradójica y contradictoriamente desapareció junto con el siglo XX, poco tiempo después de la inauguración del Museo del Tango… por razones de presupuesto y falta de atención. 


Los chicos crecen... y el tango también 
El siglo XX tuvo a Amín Raed, desde muy chico (nació en 1934), como uno de sus protagonistas atentos a las expresiones culturales de la época, en especial del tango: "En mi época, prender la radio era escuchar tango". 


Seguramente su gusto y afán por la música típica ciudadana comenzó en aquella etapa de su vida, escuchando tocar y cantar tangos a través de una radio galena, igual a esa que su museo guardaba en un rincón de los recuerdos para conocimiento y admiración de las actuales y futuras generaciones. En su adolescencia había tangos por todos lados: cumpleaños, "asaltos", casamientos, me contó Amín. 


Estudiando medicina en Córdoba solía frecuentar salones donde se tocaba el tango, música que lo conquistó definitivamente. Desde entonces comenzó a atesorar discos, revistas, libros y le interesó la historia del tango. Aunque no nos deja de llamar la atención que esa inclinación hacia el tango lo llevara a fundar un museo. No todos los tangueros fundan uno, ni se funda un museo todos los días. "Siempre tuve un espíritu coleccionista -me aclaró Raed-: desde joven coleccionaba estampillas, boletos de colectivo, revistas, libros y todo lo que llegara a mis manos". Además, "soy un hombre muy cuidadoso y que tiene espíritu de restaurador: arreglo todo". 
Fue por ello que tuvo la idea de "conservar las cosas y mostrarlas". 


Un viaje memorable por el tango 
Antes de comenzar el recorrido por el museo, Amín me hace escuchar un tangazo de Gardel en una victrola (RCA Víctor), un aparato de madera a cuerda de 1904. "La madera es el mejor resonador", me explica, y por eso, "a la victrola no le hace falta más amplificador que dos puertas abajo del pasadisco, para que, una vez abiertas de par en par, se escuche mejor. Los fonógrafos, en cambio, son de metal y se caracterizan por tener una gran bocina de amplificación".

 
Ya estamos viajando y Amín conduce la nave de la memoria en la que recorremos una a una las seis habitaciones que tiene el museo, empezando por la sala de recepción y reuniones, cuyas paredes están cubiertas de fotografías, discos y recuerdos de distintos periodos del siglo XX, aparte de otras curiosidades, como un moair (muñeco) de orejas largas tallado en madera, de la Isla de Pascua, una estatuilla de ébano de Mozambique y un magnífico mantillón de Manila legítimo, entre otras excentricidades y lugares comunes de un pasado, al parecer, muy feliz. 

La sala de difusión 
Dejamos la sala de recepción y nos internamos cada vez más en el pasado para conocer a través de sus instrumentos la historia de la difusión en la Argentina. Aparte de un fonógrafo de 1890 y de las victrolas de principio de Siglo Veinte, esta sala exhibe una radio galena, aparato que, aunque nos cueste creerlo, no requería electricidad, conformado por un selector (una piedra sintonizadora con aguja, conectada a una bobina), auriculares para poder escuchar y una antena externa para captar las ondas sonoras en frecuencia AM. Con el descubrimiento de la electricidad y la instalación de la radiodifusión en 1920, comienzan a aparecer grandes muebles con aparatos de radio a válvula generadores de mucho calor y consumidores de mucha corriente. Esa sería la razón de que en la década del 40 apareciera la mini válvula y se achicara el aparato de radio: todavía a corriente, pero más manejable y con mejor sintonía. A partir de los 60 aparece el transistor, reduciendo incluso más los aparatos, que comienzan a tener selector digital, hasta la aparición de los aparatos más modernos. 


Poco a poco vamos recorriendo la historia de la música y del disco en forma cronológica, desde aquellos discos de pasta dura de 45 revoluciones, pasando por los long play de 78, hasta llegar a los simples de 33 revoluciones, más livianos, antecedentes inmediatos del CD o disco compacto de la nueva generación. Cada tango grabado en disco, nos ilustra nuestro guía, "es una historia contada en tres minutos, que es lo que duraba la reproducción a través del soporte material que transmitía el tema instrumentado o cantado: en tres minutos los autores y poetas de entonces contaban una historia. En SADAIC, hay registrados 52.000 temas, entre tangos, milongas y valses". 


La sala Carlos Gardel 
Esta sala está dedicada específicamente al tango y a su intérprete máximo: Carlos Gardel, con numerosas iconografías del cantante y del tango en general. Hay fotografías y mucha literatura tanto de Carlitos como del tango en sus distintas épocas. Aquí Amín aprovecha para deleitar a sus interlocutores con lo que más sabe: la historia del tango. "El tango primero se bailaba, no se cantaba, y estaba prohibido porque se tocaba y se bailaba en los "piringundines" del arrabal, principalmente entre los mismos hombres que esperaban el turno para visitar a una de las mozas del lugar...". "En 1917, el "francesito" Carlos Gardel, con el tango "Mi noche triste", inaugura el tango-canción e inicia su actuación como tanguero, pues hasta 1917 Gardel cantaba folclore, acompañado por un sanjuanino –Saúl Salinas, alias "El Víbora"- que le enseñó a cantar tonadas y a "musicar" las guitarras, o sea a puntear y bordonear...". "El tango se comenzó tocando, bailando y cantando en Buenos Aires, pero luego se extendió a todo el país gracias a la gran migración que había y a la aparición de la radiodifusión; luego también gracias a la grabación y difusión de música a través de los discos de pasta...".


A esta altura, en vez de decrecer, nuestra atención e interés se acrecientan… "Así se fueron formando las orquestas, muchas de ellas de las bandas de policía de las ciudades y pueblos al comienzo. Después aparecieron los conservatorios que enseñaban a tocar música clásica, aunque los alumnos se pasaban rápidamente al tango. Los maestros tenían que pararlos porque la mayoría quería tocar tangos..." "Fue así como el tren (único medio de transporte interprovincial en aquel tiempo) y la radio popularizaron la música del arrabal y la nacionalizaron. De esta manera comenzaron a llegar a las provincias letras, instrumentos, partituras y, con un éxito asegurado, también las orquestas. 


En última instancia, la popularidad del tango y su exclusividad se debió a que, en las décadas del 30, 40 y parte del 50, no se introdujeron ritmos extranjeros, hasta que en el 60 apareció el rock"… momento propicio para cambiar de sala. 


Sala de la evolución del siglo XX 
En esta nueva sala encontramos fotografías de los grandes personajes argentinos del siglo XX: Perón, Evita, Juan Manuel Fangio, el Che Guevara, Favaloro. En la misma habitación se exhiben también elementos de uso diario en el siglo pasado, como lámparas, envases de bebidas, sifones, máquinas de coser, de tejer y de afeitar (la navaja, la "gillette", la brocha, la crema y la máquina eléctrica); elementos médicos; alpargatas; balitas (bolitas), baleros, trompos, hondas (gomeras) y pelotas de trapo; braseros; mimeógrafos; telégrafos y la historia del correo; lámparas a kerosene (sol de noche) y a gas; una máquina primitiva para hacer helados; una colección de mates... la Biblia junto al calefón. 


Sala dedicada al sentimiento familiar 
Esta sala está dedicada al sentimiento familiar, principalmente de origen árabe y en particular libanés, de donde provienen los ancestros familiares del Dr. Raed. Aquí encontramos el nargile, una pipa gigante que tenían todas las casas de costumbres árabes para fumar tabaco filtrado en el agua: se fumaba y se iba pasando; una cafetera para hacer el mal llamado "café a la turca" (en realidad, árabe); vestimentas árabes; instrumentos musicales como el dorbaque (un tambor legítimo del Líbano traído a la Argentina por el padre de Amín); la historia de instrumentos de cuerda como el laúd (siglo VII); mobiliario árabe: sillas y sillones clásicos tapizados en pana; libros, revistas y fotografías; discos y cassettes con música árabe. Biblioteca, discoteca y hemeroteca La sexta y última sala está dedicada a resguardar la historia del tango y del deporte e inclusive parte de la historia argentina. (Raed se especializó en Medicina del Deporte y fue director de Deportes de la provincia en la década del 70). Aquí podemos encontrar desde un diario de la Guerra de Malvinas hasta la historia de los mundiales de fútbol y hockey sobre patines, deporte este último en el que los sanjuaninos se destacan a nivel nacional e internacional y que los niños de toda la región cuyana practican desde muy pequeños. 


Galería de recuerdos 
Finalmente, en el pasillo central que conduce a las demás salas del museo, cubriendo las paredes desde el piso hasta el techo, se encuentran testimonios fotográficos de un siglo apasionante, que ilustran la relación del Dr. Raed con el tango y con el mundo que le tocó vivir. 
No es fácil resguardar tan importante patrimonio cultural después de dos terremotos: el de 1944 y el de la década del 90… 


No sé si el Museo del Tango sobrevivió a la muerte de su fundador; sólo sé que el Museo del Tango del Siglo XX "Dr. Amín Raed" fue una construcción cultural antisísmica, en la medida en que conservaba nuestra propia cultura, hecha a prueba de extranjerismos y antivalores con los que todavía pretende hacernos sucumbir la globalización.

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