Cierra el aserradero más grande del país
Tras el cierre de este aserradero, hay 70 familias que se quedaron sin trabajo.
El aserradero de pino San Charbel, perteneciente al Grupo Tapebicuá y ubicado en la localidad de Garruchos, Corrientes, cerró sus puertas, dejando a más de 70 trabajadores sin empleo. La empresa justificó la decisión por la caída en las ventas y la falta de competitividad, aunque el anuncio ha generado polémica debido a los recientes resultados financieros del grupo.
El pasado 30 de agosto, Celulosa Argentina, controladora del Grupo Tapebicuá, informó a la Bolsa de Comercio que el complejo había cerrado sus operaciones en San Charbel, en el marco de una reestructuración de la compañía. No obstante, lo llamativo fue el anuncio casi simultáneo de una propuesta para que los accionistas repartan 3.661 millones de pesos en honorarios entre los directores de la empresa en la próxima asamblea, prevista para el 25 de septiembre en Capitán Bermúdez.
Ganancias y despidos
El cierre del aserradero ocurre en un contexto de crecimiento financiero para Celulosa Argentina. La empresa reportó un resultado operativo consolidado al 31 de mayo con ganancias de 45.058,7 millones de pesos, lo que representa un incremento del 23% respecto al balance anterior. Estos números contrastan con la justificación de los despidos, lo que ha generado críticas tanto en los trabajadores como en el sector empresarial.
Douglas Albretch y José Urtubey, dos de los principales accionistas y directores del grupo, son señalados como los principales impulsores de la propuesta de repartir los millonarios honorarios entre los directores, a pesar del cierre del aserradero. La gestión de esta compensación está siendo llevada a cabo por Diego Tuttolomondo, gerente financiero y vicepresidente de Celulosa Argentina.
Impacto en la Industria forestoindustrial
El grupo Tapebicuá, al que pertenece el aserradero, es uno de los actores clave en la industria forestoindustrial del país, junto a empresas como Arauco Argentina, Forestal Las Marías y Laharregue-Chodorgue. La reestructuración del grupo, que incluye la venta de unidades menos rentables, como San Charbel, forma parte de una estrategia para competir con aserraderos de mayor escala, como Acon Timber, que recientemente entró al mercado y es el más grande del país con una producción de 60.000 metros cúbicos al año.
San Charbel había sido adquirido por Tapebicuá hace unos años, y aunque se trataba de una operación menor dentro de su cartera de negocios, el cierre del establecimiento ha tenido un fuerte impacto en la comunidad local.
Un futuro incierto para los trabajadores
El cierre del aserradero, situado sobre la ruta provincial 94 en Corrientes, ha dejado en la incertidumbre a 70 familias que dependían de su actividad. Celulosa Argentina, que tiene aproximadamente 1.500 empleados en todo el país, de los cuales 600 pertenecen al Grupo Tapebicuá, enfrenta ahora cuestionamientos sobre su manejo de la situación, especialmente dado el contexto financiero favorable que atraviesa.
Un gigante de la industria
Celulosa Argentina, fundada en 1929, es una de las principales productoras de celulosa y papel del país, con plantas en Gobernador Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires). A lo largo de su historia, la empresa ha atravesado varias crisis y cambios de manos, siendo adquirida en 2007 por el Grupo Tapebicuá. Desde entonces, ha logrado estabilizarse y recuperar su liderazgo en el sector, aunque el reciente cierre de San Charbel arroja dudas sobre su futuro a corto plazo.
Este hecho no solo representa una pérdida laboral para decenas de familias, sino que también pone de relieve la fragilidad de la industria forestoindustrial en Argentina, donde las decisiones empresariales y los intereses de los accionistas a menudo chocan con el bienestar de los trabajadores y las comunidades locales.
