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Mujeres sanjuaninas y otros relatos populares

Deolinda Correa, una mujer heroica

Deolinda Correa, una figura emblemática del siglo XIX, trasciende la historia como símbolo de heroísmo y resistencia.

Santuario de la Difunta Correa en Vallecito.

Deolinda Correa fue una mujer de carne y hueso que, como todas las mujeres y hombres de su época, estuvo entreverada en nuestras luchas civiles del siglo XIX. Como resultado de esa lucha, su heroísmo personal es motivo de veneración de hombres y mujeres del pueblo o con sensibilidad popular de todos los orígenes. 


Su memoria es venerada en el altar de la religiosidad popular, y aunque su vida ocupa hoy un lugar extraterreno, "reconoce rastro cierto". Según afirma el historiador Horacio Videla, "no se trata de una fábula o leyenda", aunque "no constituya historia por incompleta información". A pesar de ello, es el mismo Horacio Videla el que nos da algunas claves para rescatar de la bruma histórica el drama de Vallecito
Dos hermanas Correa, casadas con dos hermanos Bustos, sobrinos del gobernador Juan Bautista Bustos -caudillo federal de Córdoba y precursor de la organización nacional-, experimentaron crueles padecimientos al hacerse presente el general Gregorio de Lamadrid al frente de una columna del ejército unitario y ocupar en dos oportunidades la provincia de San Juan: resulta muy probable que fuera alrededor de 1830 -primera incursión de Lamadrid en suelo sanjuanino- cuando ocurrió el drama que convirtió a Deolinda en la Difunta Correa. 


No debe escapar a la comprensión del asunto que, durante esa época se sustanciaba el conflicto entre unitarios y federales -en realidad, entre "Buenos Aires" y las "Provincias"-, al mando de cuyos ejércitos estaban enfrentados el general Lamadrid (defensor de "Buenos Aires") y el general Facundo Quiroga (caudillo del Noroeste y Cuyo) respectivamente. 


Refiere el historiador Videla, que, en 1830, el esposo de la hermana de Deolinda (ministro de Gobierno del gobernador Echegaray depuesto) fue asesinado en la prisión por orden de Lamadrid, y fue esa la causa que llevó a Deolinda Correa a atravesar el desierto caucetero en busca de su marido, tomado preso en Valle Fértil, o conchabado en la milicia, como tantos hombres de su época. 


No obstante, existen otras dos versiones de los hechos que podrían haber servido de fondo al drama de Deolinda en el desierto sanjuanino: la que protagonizó el Fraile Aldao en 1825, después del combate de Las Leñas (para reponer en el gobierno de San Juan a Salvador María del Carril, autor de la Carta de Mayo y gobernador depuesto por la "revolución del 26 de julio de 1825"), ocasión en la que Aldao hizo en San Juan 200 prisioneros; o durante la ocupación de San Juan por parte del ejército riojano al mando del general Brizuela ("que dejó pálida a la del coronel José Aldao"), en respuesta a la invasión del gobernador sanjuanino José Martín Yanzón a La Rioja en 1835. Y hasta algunos historiadores ubican a Deolinda Correa como soldado de Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho, soldado de Facundo Quiroga, y después de la muerte de éste en 1835, enemigo de Buenos Aires -contra Rosas y contra Mitre- y protegido de Nazario Benavides. 


De lo afirmado podemos deducir, sin lugar a dudas, la filiación federal provinciana de la familia Correa, igual que la mayoría de la población sanjuanina, que se batió contra Aldao en 1825; fue mudo testigo del escandaloso asesinato del hermano de Baudilio Bustos (el esposo de Deolinda) en 1830; soportó la invasión de Brizuela en 1835, antes de la llegada de Benavides al gobierno; y repudió la presencia de los unitarios porteños del Gral. Acha en 1841, batiéndose heroicamente contra ellos en Angaco, La Chacarilla y Rodeo del Medio. 


No obstante, las distintas interpretaciones históricas que puede haber sobre los sucesos que incluyen a Deolinda Correa, cabe preguntarse: ¿pueden esas interpretaciones oscurecer el heroísmo de esa valiente mujer, sostén de su hogar y fiel compañera en la búsqueda de una vida mejor para su familia y para su pueblo? 
Tal vez por todo ello, y gracias a la religiosidad y lealtad del pueblo sanjuanino, Deolina Correa es venerada como una santa aquí en su tierra y fuera de sus fronteras.

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