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Historia de San Juan

La gran década peronista en San Juan (1945 – 1955)

El programa de gobierno nacional plasmado en el Primer Plan Quinquenal se hacía eco de la idea de planeamiento integral que había inspirado la reconstrucción de San Juan en los primeros meses después de la tragedia.

Reconstrucción de San Juan.

El 9 de octubre de 1945, la oposición había logrado mandar al coronel Juan Perón a la cárcel de Martín García y estaba a punto de deshacerse también del gobierno revolucionario de 1943. Fue en ese preciso momento que la gran movilización obrera y popular del 17 de octubre rescató a Perón de prisión, le puso fecha inequívoca al nacimiento del peronismo y le abrió al "coronel del pueblo" el camino para disputar las elecciones generales del 24 de febrero de 1946. 

Restituido su prestigio y centralidad en el poder político, Perón volvió a tomar la iniciativa con respecto a la provincia siniestrada: nombró a un político radical experimentado como interventor de San Juan, el ingeniero Emilio Cipolleti; designó a un ingeniero competente, también radical, el ingeniero Enrique Zuleta, para dirigir el estratégico Consejo de Reconstrucción de la provincia; y ganó al Dr. Federico Cantoni para su causa. Así encaró las elecciones presidenciales en las que el propio Perón era candidato, acompañado en la fórmula por el radical Hortensio Quijano, triunfando por un 52% de los votos contra el 48% de toda la oposición reunida, que al ser derrotada de esa manera se disgregó. 

En mayo de 1946, antes de asumir como presidente, le fue restituido el grado militar de coronel, y en el mismo acto le fue concedido su ascenso a Brigadier General. El 4 de junio Perón asumió el cargo para el que había sido elegido democrática y constitucionalmente por el pueblo argentino.

El programa de gobierno plasmado en el Primer Plan Quinquenal se hacía eco de la idea de planeamiento integral que había inspirado la reconstrucción de San Juan en los primeros meses después de la tragedia. Pero, aunque dicho plan se convirtió en un sinónimo de reformas sociales progresistas a nivel nacional, bajo la consigna de soberanía política, independencia económica y justicia social, en San Juan, el peronismo tuvo que batallar contra los opositores de Perón que, si bien habían perdido las elecciones, habían ganado "la batalla retórica sobre la reconstrucción", impidiéndole al oficialismo desarrollar sus ambiciosos planes. 

Si en 1944, los planes integrales de transformación para la provincia de San Juan –destruida por el terremoto- habían servido como modelo para la reconstrucción de la Nación –destruida por "la década infame"- fracasada en ese intento a nivel local, la provincia perdió importancia como ejemplo y punto de referencia nacional.

Como dice uno de los historiadores principales del terremoto, San Juan "fue reconstruida, pero como una sombra de lo que podría haber sido". No obstante, mientras la atención nacional se alejaba del territorio sanjuanino, la reconstrucción se trasladó al terreno de "las disputas sobre aspectos prácticos" (más técnicos), dejando atrás los grandes proyectos del comienzo.

El primer gobierno peronista en San Juan (25 de mayo de 1946 – 12 de febrero de 1947)
El 25 de mayo de 1946 asumió el gobierno de San Juan la fórmula peronista electa: Juan Luis Alvarado – Ruperto Godoy (Partido Laborista), después de imponerse a Alberto Graffigna – Carlos Basualdo, del Partido Demócrata; Elio Cantoni – Luis Cattani, de la UCR Bloquista, y Florencio Basañes Zavalla – Miguel Blanco, de la Unión Cívica Radical.  

Ruperto Godoy.

Si bien Perón obtuvo una victoria decisiva en todo el país, el triunfo en San Juan estuvo limitado por la deserción y presentación independiente del bloquismo, que había sido aliado en sus primeros momentos de la revolución peronista. Sin ese apoyo electoral en la provincia, el peronismo solo obtuvo un tercio de los votos (primera minoría), aunque le alcanzó para ganar la gobernación, dos de las tres bancas en la Cámara de Diputados de la Nación y ser el bloque más numeroso en la Legislatura provincial: 12 peronistas, 10 cantonistas, 4 conservadores graffignistas, 3 radicales y 1 conservador maurinista. Si Cantoni no hubiera roto con Perón antes de las elecciones, la oposición hubiera quedado excluida legalmente de la Legislatura provincial al obtener el oficialismo la mayoría absoluta de votos.

Para gobernar San Juan en las terribles condiciones políticas y materiales heredadas después del terremoto, Alvarado necesitaba aliados políticos y una mayoría legislativa. Su relación con Federico Cantoni y el bloquismo no era para nada buena desde que el gobernador había ingresado a la política muy joven de la mano de Amable Jones, acérrimo enemigo de Cantoni, y viceversa. A nivel interno, las diferencias de Alvarado con el Laborismo local (expresión de sectores obreros) también eran apreciables. Su esperanza de gobernar con un espíritu conciliador y lograr un equilibrio entre las iniciativas nacionales y los intereses locales a los que se ligó cada vez con más fuerza, lo llevó a pactar con la oposición conservadora. En el curso de esta estrategia, creó algunos organismos paralelos, como el nuevo Departamento de Justicia Social para ampliar la ayuda a los más pobres, bajo la conducción de militantes de clase media acomodada y especialmente de las mismas damas de la sociedad que se habían dedicado a la "caridad" antes de 1943.

Prácticamente desde "su discurso inaugural", el nuevo gobernador planteó una escisión pública entre el proyecto para San Juan y el proyecto para la Nación (que por su parte ya había comenzado a establecer y cambiar las condiciones económicas y sociales de todos los argentinos). El gobierno local renunciaba desde el vamos a planes transformadores más ambiciosos para la provincia, aunque admitía que la reconstrucción seguía siendo vital para el éxito del nuevo gobierno. Pero en ese campo, el gobierno sanjuanino quedaba atrapado en la telaraña de los poderosos intereses locales, que se habían opuesto siempre a todos los planes de reconstrucción de San Juan que significaran algún cambio en el estatus quo territorial y, sobre todo, que implicaran una transformación integral de la situación económica y social tanto a nivel provincial como nacional.

Al mismo tiempo que presentaba una propuesta para otorgarle a San Juan autoridad exclusiva sobre la reconstrucción, Alvarado se convirtió inoportunamente en un ferviente defensor de la autonomía provincial, a cuyo propósito creó un Ministerio de la Reconstrucción para quitarle poder e importancia al Consejo de Reconstrucción (ligado al poder nacional) y con el tiempo reemplazarlo. La provincia se haría cargo de reconstruir la ciudad y el gobierno nacional quedaría limitado a reconstruir los edificios gubernamentales y proveer subsidios e hipotecas.

Sin embargo, el plan de Alvarado chocó con otros cuatro proyectos de reconstrucción presentados en el Congreso de la Nación por los diputados nacionales por San Juan, uno de ellos perteneciente a Eloy P. Camus, integrante extrapartidario (cantonista) hasta ese momento, aunque del bloque de legisladores oficiales, que en la línea del gobierno nacional proponía integrar la reconstrucción de San Juan a una reconstrucción general de la economía argentina. Ninguna de las propuestas preveía rol alguno para arquitectos ni ingenieros en la planificación de la nueva ciudad, lo que sumaría puntos y voluntades al campo opositor que luego tendrían injerencia en la visión retrospectiva de la reconstrucción. 

Eloy Camus.

Curiosamente, los diarios conservadores locales se alinearon con el gobernador Alvarado, en tanto el diario cantonista apoyó a Eloy Camus, mientras la oposición a nivel nacional le atribuía a Perón toda la responsabilidad por el fracaso de la reconstrucción. Así de confusas estaban las cosas. Cuando se supo que para llevar adelante su proyecto, Alvarado pensaba duplicar el impuesto al vino, el diario "Tribuna" del partido conservador que había rechazado todas las propuestas de reconstrucción que vinieran de la Nación, sorpresivamente se alineó con la posición "nacional" contra la posición "localista" de Alvarado, con el propósito inmediato y concreto de salvar a sus representados de la carga impositiva provincial que le requería la reconstrucción de la nueva ciudad por la vía autonómica. 

Por su parte, para el primer aniversario del 17 de octubre de 1945, el acto organizado por Alvarado fue boicoteado por la mayoría de los sindicatos, que organizaron otro acto paralelo. Dos semanas después, los obreros de la construcción fueron a la huelga contra las empresas constructoras privadas (por donde se canalizaba a cuenta gotas la reconstrucción) y contra el gobierno local, sumándose a ellos una semana después los trabajadores de las bodegas, en lucha contra los sectores patronales que boicoteaban a la vez la reconstrucción nacional y provincial. 

El tercer aniversario del terremoto

Los sucesores de la Comisión Del Bono marcaron el tercer aniversario del terremoto (15 de enero de 1947) con un paro patronal y una caravana de protesta por la ciudad, sosteniendo que "la reconstrucción había sido una violación de la autonomía local y los derechos de propiedad, con un plan que cambiaba constantemente, ningún avance en los edificios públicos, expropiaciones arbitrarias, "ansiedad colectiva" cada vez mayor y las "barreras de un código de edificación complicado, oneroso y exigente"". 

Según la oposición, toda la culpa la tenía el nuevo gobierno peronista, y cualquier código y hasta la construcción antisísmica resultaban onerosos para una provincia que, obviamente, carecía de esos adelantos, debido precisamente a la conservación de su vieja estructura económica y social. Compatibles con la protesta de los sectores pudientes era la cantidad de casos de expropiación protestados en tribunales, cuyas impugnaciones los jueces, en su mayoría conservadores, admitían y juzgaban a favor de los dueños de esos terrenos. Al mismo tiempo, la Cámara de Comercio declaraba que las acciones del gobierno no habían hecho más que dañar a los propietarios y que la reconstrucción estaba estancada y el fututo era sombrío. El doble discurso de los sectores pudientes, que a la vez que se quejaban impedían una acción definida por parte del gobierno nacional y popular, haría escuela en la historia argentina.

Al mismo tiempo, el gobierno "honraba a los muertos, comenzaba la construcción del primer monumento conmemorativo, reconocía la importancia de los trabajadores, inauguraba el primer sector permanente de la nueva ciudad y anunciaba el liderazgo futuro del proyecto de reconstrucción en el mismo punto en que había comenzado". Enrique Zuleta se retiraba de Reconstrucción, con un organismo totalmente recuperado después del desprestigio y escarnio al que había sido sometido, "habiendo producido durante su gestión un plan maestro, un código de edificación estricto, el primer plano catastral de la ciudad, estudios detallados de recursos hídricos y petroleros y de proyectos integrales para la construcción de represas y canales". 

Reconstrucción había pasado de tener 300 empleados a fines de 1945, a casi 3.000 un año después, dedicados a realizar estudios, retirar escombros y excavar canales, tareas inherentes y necesarias para la reconstrucción en marcha. Asimismo, había completado el primer barrio de viviendas permanentes construidas después del terremoto: el Barrio Sosa Molina, copia exacta de los complejos de viviendas obreras anteriores al sismo. En muchos casos, como hemos dicho antes, muchos propietarios ocupaban las viviendas que habían sido construidas para los obreros, mientras alquilaban a los sin techo sus propias casas, no destruidas o destruidas a medias por el terremoto. 

Sin duda, había claros límites a los logros de la Reconstrucción: "Zuleta había pasado un año retocando planos de la ciudad al gusto de la elite para conseguir apoyo para las represas que quería construir. El resultado era un estante cargado de estudios, pero pocos edificios en marcha". 

Las protestas y declaraciones de los sectores conservadores no hicieron más que revelar el fracaso de la estrategia política del gobernador, que había buscado aliarse con esos sectores desde el comienzo de su gobierno. Finalmente, las fuerzas vivas abandonaron a José Luis Alvarado por no entregarles el control de la reconstrucción y por tratar de cargarlas con impuestos para solventarla. Alvarado quedó solo.

Frente a esa situación, el 12 de febrero de 1947 –tan solo un año después de haberse iniciado el primer gobierno peronista en San Juan- el vicegobernador Ruperto Godoy, el diputado Camus y un enviado de Perón, después de entrevistarse con el primer mandatario nacional, volvían a la provincia para exigirle al Gobernador su alejamiento del cargo. Alvarado renunció de inmediato y volvió, "repudiado y solo" a Buenos Aires, desde donde había llegado un año antes para asumir su mandato provincial después de dos décadas de ausencia en San Juan. Ante su renuncia, lo sucedió en el cargo de gobernador, como correspondía legalmente, su vicegobernador.

El gobierno peronista de Ruperto Godoy
Podría decirse que la década peronista propiamente dicha en la provincia comenzó con la llegada a la gobernación de Ruperto Godoy, verdadero hombre de Perón en San Juan, que se había convertido primero en una opción confiable para el cargo de vicegobernador y, ahora, en un reemplazo seguro para el "tozudo Alvarado". 

Su experiencia como secretario de Trabajo durante la breve intervención federal posterior al golpe de 1943 (hubo cinco interventores desde junio de 1943 a febrero de 1946), y poco tiempo después como delegado laboral en la provincia de la Secretaría de Trabajo y Previsión, cuyo titular a nivel nacional era Perón, le habían enseñado a trabajar con los sindicatos y los empleadores, e incluso a comprender la nueva cultura popular que surgía tras el advenimiento del peronismo.

Sin embargo, en aquellas todavía críticas circunstancias posteriores al terremoto, y con los antecedentes históricos locales, hacer de San Juan una provincia gobernable, más estable, más segura para todos y más igualitaria, no era tan fácil. Pero había una diferencia fundamental entre Godoy y Alvarado: el nuevo gobernador estaba alineado totalmente con el poder nacional y sus políticas nacionales, y dispuesto a secundarlo en todo lo que significaba un aporte transformador para la provincia. 

A la política nacional de Perón se sumó a su vez la pericia del gobernador para ganar adeptos, tejer alianzas productivas y coherentes a nivel político y resolver conflictos internos y externos, logrando apaciguar las luchas entre facciones políticas locales por la distribución de puestos, oportunidades y recursos y alcanzar la tan esperada "pacificación de los espíritus". 

La figura política de Godoy remitía a la de don Federico Cantoni, salvo por su personalidad completamente distinta al líder bloquista: Godoy no era un líder polarizante, y su apariencia agradable e inocua lo volvía más confiable. Incluso, a diferencia de épocas más cercanas (el primer gobierno peronista), muchos periodistas se alinearon con la causa peronista más por entusiasmo que por dinero o resignación. Tampoco había términos medios o "pautables" en una provincia y en un país que estaba cambiando profundamente y debía cambiar todos sus paradigmas económicos y sociales anteriores para sobrevivir y realizarse como tal. 

De esa manera, la vida provincial adquirió una dinámica no vista desde el gobierno de los Cantoni. Con la sensación de un nuevo comienzo, la reconstrucción finalmente arrancó esta vez gracias al financiamiento nacional para ese fin, y la recuperación económica comenzó a evidenciarse con los subsidios para el gobierno provincial y la ampliación del crédito a los sectores productivos. El frenesí de la construcción devolvió a la ciudad a los últimos evacuados y emigrados y atrajo nuevos migrantes para el trabajo en la construcción. 

La política económica y social, el aumento generalizado de salarios (San Juan llegó a ser la provincia con más altos salarios del país), el boom de la construcción, la prosperidad de las bodegas como de la mayoría de las industrias, y, más allá de seguir habitando en muchos casos en viviendas de emergencia, el acceso de la población en general al trabajo, a la escuela, atención médica y ayuda social, le dio al gobierno de Godoy la característica de un gobierno sumamente pujante. 

Aquella sensación de bonanza en una provincia que sufría todavía las heridas de la destrucción se basó, aparte de las políticas nacionales implementadas, en la presencia activa del Estado a través del Consejo de Reconstrucción particularmente y de su estímulo a la construcción privada, relacionada también con otras obras públicas como los canales de riego. 

Las constructoras privadas proliferaron, muchas como contratistas del Estado, pasando de una docena de empresas en 1944 a más de 200 para 1949, desmintiendo claramente la tan mentada "inacción" durante la era peronista. 

La propaganda maliciosa siempre ha pretendido ubicar a la política estatal como una enemiga del desarrollo privado y no como su necesaria orientadora y complemento. Y aunque los bodegueros nunca fueron resarcidos de los daños que reclamaban a raíz del terremoto (y que no era procedente en semejante desgracia general), en cambio fueron beneficiados con generosos créditos equivalentes –entre otros, con un crédito industrial especial a través de bancos oficiales-, a largo plazo y con intereses reales negativos que les permitió modernizar sus instalaciones y fortalecer su posición en el mercado. De no haber sido así, San Juan hubiera sucumbido. 

Las elecciones de 1950 en San Juan para la renovación de mandatos tuvieron lugar el domingo 22 de enero. Además de renovar los cargos de gobernador y vice, debían elegirse 31 bancas para la Legislatura Provincial. Los cargos electos tendrían un período de duración acotado a solo dos años, hasta el 4 de junio de 1952 debido a la reforma constitucional de 1949. 

El gobernador Ruperto Godoy se presentó a la reelección por el partido oficialista a nivel provincial. Con una participación del 82.93% del electorado registrado, la fórmula Ruperto Godoy – Elías Amado obtuvo un aplastante triunfo con el 64.39% de los votos contra el 29.60% de Juan Pascual Pringles, de la Unión Cívica Radical (UCR). 

Elías Amado.

Mientras que el radicalismo aumentó su caudal de votos, en cambio el Partido Demócrata Nacional (PDN) (conservador) solo obtuvo el 3.68% de los votos. Por su parte, el Partido Socialista (PS), obtuvo el 2.33% restante. El Partido Comunista siguió inhabilitado para presentarse en elecciones, con el clásico argumento de su filiación a una potencia extranjera (la URSS). 

En el plano legislativo, el peronismo conservó el control de dos tercios de la legislatura, con 23 de los 31 escaños, y el radicalismo obtuvo los 8 restantes, monopolizando la representación opositora. Sin embargo, Godoy no logró asumir su segundo mandato ya que falleció el 30 de mayo de 1950, cinco días después de ser reelegido para un segundo mandato. Estas elecciones fueron las últimas en las que votaron solamente los varones, porque a partir de entonces podrían elegir y ser elegidas también las mujeres. 

La muerte de Godoy provocó un sentimiento de dolor colectivo como nunca se había visto en la historia de San Juan hasta entonces. Al sepelio asistió la esposa del presidente -María Eva Duarte de Perón-, que volvía a San Juan por tercera vez: la primera había sido después del terremoto de 1944, y la segunda, más feliz, junto a Perón, de visita oficial. La sucesión gubernamental siguió la regla constitucional y debió asumir la gobernación el vicegobernador Elías Amado.

La gobernación del Dr. Elías T. Amado
El médico Elías T. Amado -perteneciente también al movimiento en el gobierno y hondamente consustanciado con sus principios sociales- asumió la gobernación de San Juan el 30 de junio de 1950 en reemplazo de Ruperto Godoy, con quien había compartido la fórmula gubernamental como vicegobernador. 

Al fallecer el gobernador, Amado debió hacerse cargo del gobierno hasta completar el período legal de su antecesor que finalizaba el 3 de junio de 1952 (según la reforma constitucional de 1949), por lo que se habló de un gobierno "de transición". No obstante, a pesar de ser un gobierno breve, fue muy eficaz en sus acciones, inspirado por la bandera de reconstrucción integral de la provincia y del país para "edificar sobre cimientos sólidos", como señaló en su discurso inaugural.

Especializado en otorrinolaringología, se había desempeñado como docente en la Escuela de Enfermería de Hospital San Roque y en la escuela de la Cruz Roja Argentina. Antes de llegar a la vice gobernación de San Juan, había sido ministro de Hacienda del gobernador Ruperto Godoy durante su primer mandato, entre el 13 de febrero de 1947 y el 22 de mayo de 1950. Fue así que llegó a ser su compañero de fórmula en las elecciones del año 50 en las que Godoy fue reelecto y Amado asumió como su vicegobernador constitucional.

 Debido a la reforma constitucional en 1949, el mandato del Gobernador se extendía solo por dos años, razón por la cual, Amado solo podía gobernar ese breve período de tiempo. La Constitución reformada extendía de allí en más el período de gobierno provincial a seis años, lo que le permitiría al sucesor de Amado ser elegido por esa cantidad de años. 

El Dr. Amado realizó una extensa obra de gobierno en general, estableciendo los derechos de segunda generación que el peronismo había establecido en la Constitución de 1949: avanzadas leyes de trabajo, un sistema de impuestos progresivo, desarrollo de la educación técnica, la reforma agraria, intervención del Estado para promover la industria del vino y del olivo, una red caminera con el fin de poblar el territorio, parques populares y planes de vivienda para trabajadores. A su vez, puso en marcha el plan de desarrollo provincial que buscaba ampliar la variedad de los cultivos de frutales, mejorar la siembra y, mediante el banco provincial, otorgar líneas especiales para créditos a los agricultores. Se ocupó de la instrucción pública ejecutando la apertura de nuevas escuelas. 

En cuanto a la administración sanitaria y la asistencia pública puso énfasis en la medicina preventiva, inaugurando establecimientos para ese fin. El 16 de octubre de 1951 se colocó la piedra basal para el servicio de cirugía Eva Perón. Comenzó con la mejora en el estudio del Mal de Chagas y se reforzaron las campañas de vacunación con el auspicio del ministerio de Salud de la Nación, a cargo del doctor Ramón Carrillo. 

En el plano deportivo se reforzó esta actividad, brindando apoyo efectivo a los clubes de fútbol y de box. Recibieron aportes los clubes Atlético San Martín, Deportivo Domingo F. Sarmiento, Sportivo Peñarol y Sportivo Árbol Verde, y en el rubro boxístico el Club Julio Mocoroa.

En los primeros días de enero de 1952, después del aplastante triunfo electoral del ingeniero Viviani en las elecciones de noviembre, y cuatro meses antes de la finalización de su corto período como Gobernador, el Dr. Elías Amado envió un proyecto a la Cámara de Diputados de la provincia para cambiar el nombre al departamento Rivadavia por el de Eva Perón -que ya se encontraba convaleciente-, y a Chimbas por el de Rivadavia. Esa fue la propuesta original. Rechazado enérgicamente el proyecto por la bancada opositora encabezada por el radical Basualdo, los diputados oficialistas reformularon el proyecto y volvieron a sesionar. Esta vez lo aprobarían por mayoría, pero bautizando con el nombre de "Presidente Perón" al departamento Pocito, y con el nombre de "Eva Perón" al departamento Caucete, tal como lo anunciaban los matutinos Tribuna y Diario de Cuyo al día siguiente. La CGT en pleno envió una carta de respaldo a la propuesta.

Lo cierto es que el nuevo nombre del departamento quedó asentado en el documento de identidad de muchos cauceteros, donde figuraba que habían nacido en el departamento Eva Perón; y hubo documentos, actas y papeles de aquellos años en los que figuraba el departamento Caucete con el nombre de Eva Perón. 

El 17 de marzo de 1952, al anunciar la inauguración de los servicios de agua corriente en el este provincial, el Diario de Cuyo mencionaba a Caucete como el departamento Eva Perón, y en ese mismo año, al producirse el sismo que afectó una vez más a la provincia, el mismo matutino hacía referencia al departamento "Presidente Perón" para referirse a Pocito. Aunque casi no quedan registros de esos hechos y realidades, no por culpa de la prensa que los anunció como correspondía y por la que hemos podido acceder a la verdad, sino por la despiadada persecución política, la censura y el silenciamiento al que fue condenado todo un período histórico de la Argentina en general y de San Juan a partir del 23 de septiembre de 1955. 

Aquel importante período de nuestra historia quedó olvidado, y hasta hoy sigue siendo desconocido, incluso por los propios militantes y hombres y mujeres de bien.

El gobierno del ingeniero Rinaldo Viviani

La elección del ingeniero Rinaldo Viviani como gobernador de San Juan alcanzó los mismos niveles nacionales de votación, alcanzando en el sufragio una mayoría aplastante. Su candidato a vicegobernador fue el sindicalista Adolfo Castro Luna. 

Rinaldo Viviani.

El 11 de noviembre de 1951 Viviani fue elegido gobernador de la provincia por seis años según la Constitución reformada, venciendo a los candidatos de la UCR, Partido Demócrata y Partido Socialista. Asumió su gestión el 4 de junio de 1952 al suceder constitucionalmente a Elías Amado, aunque no pudo terminar su mandato, porque un golpe de Estado cívico-militar lo desalojó de su investidura el 23 de septiembre de 1955, como sucedió con los mandatarios constitucionales de todo el país. 

En esos tres años de productivo mandato fueron sus ministros el Dr. Abel S. Soria Vega, el Dr. Manuel E. Rodríguez Gómez y don Sohar Marinero, reemplazados luego en una segunda etapa por don Miguel Mancini, el Dr. Pechuán Doria y el Dr. Carlos A. Buteler Celis.

Antecedentes personales

Viviani era Ingeniero Químico. Había nacido en el departamento San Martín de San Juan, y como un sino en su arraigada vida pública, entre 1951 y 1955 fue presidente del Club Atlético San Martín, una de las instituciones deportivas más arraigadas y reconocidas en la provincia.

Hizo toda su carrera política en el Partido Justicialista de San Juan (e incluso fue interventor en el Partido Justicialista de Salta). Antes de ser gobernador ocupó distintos cargos en la provincia como director de Escuelas, director del Departamento de Hidráulica, presidente de la Dirección Provincial de Vialidad y ministro de Gobierno e Instrucción Pública con Ruperto Godoy, habiendo sido además Senador de la Nación en 1949, llegando a alcanzar la vicepresidencia de la Cámara Alta.

Siendo ministro de Gobierno e Instrucción Pública de Ruperto Godoy impulsó la sanción de la ley provincial 1156, que reconocía el derecho de todos los menores de edad a la protección y asistencia social del Estado provincial, que debía asegurar su salud, educación y porvenir. También creó la Dirección de Protección al Menor como órgano de aplicación de la ley.

Obra de gobierno

Como lo manifestaría en su primer discurso ante la Cámara de Diputados de la provincia, fiel a su ideario peronista, tenía el propósito de continuar con las obras que se hallaban en ejecución desde el gobierno de sus antecesores, sin iniciar obras nuevas, "salvo la necesidad que pueda obligarlas". En ese sentido, buscó adecuar la política local a la política nacional del presidente Juan Domingo Perón, para lo que elaboró un plan provincial en apoyo del Segundo Plan Quinquenal Nacional. 

A través de ese plan provincial de adhesión y apoyo al plan quinquenal para toda la Argentina, impulsó en San Juan la tecnificación y electrificación rural y la diversificación de la producción y varietales de vid, además de estimular la radicación de colonias agrícolas, creadas por el gobierno anterior para fomentar el aumento de la población rural, política necesaria que apoyó decididamente. 

Su gobierno continuó la reconstrucción de la ciudad y las obras públicas de construcción y remodelación de la infraestructura de comunicaciones de la provincia, edificios públicos y de vivienda dirigidas desde el Consejo de Reconstrucción de San Juan a partir del terremoto, aunque suprimió el Ministerio de Reconstrucción creado por Alvarado y lo reemplazó por una Subsecretaría dependiente del Ministerio de Obras Públicas (eliminando las dependencias que no eran necesarias), cuyo antecedente era la positiva experiencia vivida con el general Pistarini como ministro de Obras Públicas de la Nación en la primera etapa de reconstrucción después del 15 de enero de 1944.

A Viviani se debe el inicio de edificación del Hospital Marcial Quiroga, el comienzo de la construcción de la nueva catedral y la inauguración del monumento a Guillermo Rawson. 

Entendiendo que la agricultura era la fuente de bienestar de la provincia por entonces y su incremento favorecería la situación, aparte de mantener las impermeabilizaciones de canales y desagües que fueron iniciadas por los gobernadores Godoy y Amado, se propuso asegurar el riego, poniendo mayor dedicación en ello. Al mismo tiempo combatiría las plagas creando los organismos necesarios a tal fin. 

A fin de mejorar la Administración Pública buscó estructurar un plan orgánico para el estudio y la solución de las tareas del Estado provincial, eliminando dependencias innecesarias y creando a su vez el registro del personal de la Administración Pública. Desmintiendo y contrarrestando de cuajo la consuetudinaria propaganda política y social de oposición contra el Estado y las políticas populares de los gobiernos nacionales, para Viviani, el Poder Ejecutivo debía "saber dónde desempeñan su labor cada uno de los funcionarios, empleados u obreros al servicio del Estado, qué misión se le ha confiado y ante quien es directamente responsable". 

A partir del Plan Quinquenal provincial se continuó con las políticas de sustitución de forrajeras por hortalizas y frutales. Se tomaron medidas de lucha contra las plagas y los siniestros, si bien esa labor quedó trunca. Asimismo, el gobierno de Viviani modernizó el sistema de canales de riego en torno a la capital. También buscó erradicar los latifundios improductivos para favorecer el acceso a la tierra de quienes la trabajaran. 

En 1953 el gobierno inauguró el Observatorio Astronómico Félix Aguilar y se creó el Instituto Preuniversitario San Buenaventura. En 1954 se comenzó a construir la nueva catedral y se avanzó, aunque a paso lento, con la construcción del dique de Agua Negra. También comenzó a funcionar la estación sismológica de Zonda. 

Durante ese mismo año se inauguró el monumento a Guillermo Rawson, obra del escultor Luis Perlotti. En el aspecto cultural fue la época de oro de los radioteatros, actividad que fue apoyada también por el gobierno. En San Juan, el radioteatro tuvo un destacado protagonismo y popularidad.

El 16 de septiembre de 1955 un grupo de militares antiperonistas derribó al presidente Perón, clausuró el Congreso Nacional, depuso a los miembros de la Corte Suprema y a todos los gobernadores e intendentes. El gobernador constitucional de San Juan Rinaldo Viviani fue reemplazado por el interventor militar de facto teniente coronel Mario A. Fonseca

Lo que vino después fue la persecución y la detención del ingeniero Viviani, que terminó preso en el Penal de Devoto en Buenos Aires. La dictadura militar, auto titulada Libertadora, declaró interdictos todos sus bienes, por lo que el hasta entonces gobernador constitucional no podía comprar ni vender nada, no podía trabajar para el Estado ni podía ejercer su profesión. Otro tanto le sucedió a su esposa, vicedirectora de escuela concursada, quien después del golpe (solo por ser la esposa del gobernador peronista) fue degradada de categoría a maestra común y dejada en disponibilidad. 

Tras ser liberado, y debido a las amenazas físicas contra su familia por parte de agentes del régimen fusilador de Pedro Eugenio Aramburu, Viviani decidió exiliarse en Coquimbo, Chile, hasta 1960. Falleció el 10 de junio de 1979, dejando un pasado intachable detrás suyo.

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