San Martín no se cae y sigue siendo líder
Con gol de Alejandro Molina a los 35 minutos del segundo tiempo venció merecidamente a Güemes de Santiago del Estero.
Fue un partido chivo para el Verdinegro. Jugar con el último puede significar que todo sería sencillo, pero la realidad fue otra en la soleada tarde sanjuanina.
San Martín se sacó de encima un partido complicado para seguir arriba en la tabla y saber que es una final menos para jugar.
En el primer tiempo, el equipo de Antuña se mostró un tanto impreciso porque la presión en la marca de los santiagueños y ese cerrojo defensivo se hacía complicado.
La manera de buscarla no la encontraba y Sienra tuvo un pelotazo largo para el Pulpito Gonzalez que le pegó por encima del travesaño.
La restante jugada en favor del Verdinegro fue un remate de Olguín que contuvo el arquero Mendoca.
En esa primera parte, Güemes no inquietó a Borgogno y esa era tranquilizante.
Para el complemento Marcelo Vázquez metió mano en el equipo y de una hizo tres cambios.
Los primeros diez minutos del segundo tiempo estuvieron marcados por un mejor ritmo de juego y eso a San Martín le favoreció. manejó la pelota y empezó a crear acciones de peligro por las bandas.
En una de ellas al Pulpito González lo tocaron abajo e inexplicablemente no cobró penal el impresentable del tucumano Luis Lobo Medina
Pero esa no fue la única participación fallida del juez mas cuestionado del Nacional B por sus flojas actuaciones. Alejandro Molina en una de sus tantas subidas entró en el área y la patada a la altura del estamago que le dio Faccioli fue para penal que por supuesto el encargado de impartir justicia no lo hizo.
Si a esa altura del partido con el control del juego y de las acciones ofensivas, entre ellas la mas clara con una triple intervención del arquero Mendoca para ahogarle en la misma jugada el grito a Avaro, Molina y Gutiérrez, no quedaban muchas esperanzas.
Sin embargo el hambre de gloria del equipo los siguió llevando para adelante y luego de una sucesión de toques que se iniciaron en la defensa la pelota le llegó a Alejandro Molina que le dio con alma y vida desde 20 metros para mandarla a guardar ante un arquero que se vio encandilado y no pudo reaccionar.
Ese gol era oro puro. Ese excelente remate destrabó todo y la alegría que se vivió en Concepción era impagable porque se ganaba, se mantenía el liderazgo y la ilusión a flor de piel.
