De Jáchal a Buenos Aires: La pizza sanjuanina copa la escena| Abrir nota completa...
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Historia

De la Revolución de Mayo a la primera "revolución autonomista" en Cuyo

San Juan se pronuncia en contra del Directorio porteño. Es esa movida a nivel cuyano la que produce de hecho la primera "revolución autonomista" en el Río de la Plata.

General San Martín.

Los sanjuaninos no conocimos en forma inmediata la noticia del 25 de mayo de 1810. No podríamos haberlo hecho dadas las distancias y el impedimento que había por aquella época para las comunicaciones inmediatas. Dependiendo de los medios de tracción a sangre y otros pormenores, la noticia tardó un mes en llegar a Mendoza -17 de junio de 1810- y casi un mes más a San Juan, circunstancia que por su demora se conoció como el "rotado espero". De ese modo, los sanjuaninos pudieron asumir como propia la situación revolucionaria en el Río de la Plata recién el 7 de julio de 1810, día en que el Cabildo Abierto de San Juan se pronunció a favor de lo actuado por Buenos Aires y decidió, dos días después, en la Asamblea del 9 de julio de ese año, enviar un diputado por San Juan a la Junta Central. 

Por mayoría de votos de los presentes fue elegido José Ignacio Fernández Maradona. Paradójicamente, la declaración del Cabildo sanjuanino que así lo dispuso, dadas las conveniencias y urgencia del caso, como había sucedido en toda América, no reconocía otro soberano a la distancia que Fernando VII, prisionero de los franceses, a la vez que asumía el gobierno de la España americana.

El 28 de julio de 1810, San Juan envió comisionados a Jáchal y Valle Fértil. El 14 de agosto de ese mismo año, después de imponerse a las fuerzas realistas españolas, Juan Martín de Pueyrredón asumió la Gobernación Intendencia de Córdoba, poder institucional del que dependían jurisdiccionalmente desde 1783, como ya sabemos, San Juan, Mendoza, San Luis y La Rioja. El 3 de diciembre de aquel año los españoles fueron separados de todos los cargos públicos en San Juan. 

El 18 de diciembre se reunieron en Buenos Aires los nuevos diputados elegidos por las provincias, conformándose así lo que se llamó la Junta Grande, integrada por nueve provincianos y nueve porteños, una de cuyas primeras decisiones, tratando de lograr una conciliación, fue revertir la decisión de separar de sus cargos a los españoles, hasta entonces partes de un mismo reino y aliados en la lucha contra los franceses en la península, aunque contrincantes de los criollos en la democratización de la vida cívica y social local.

La constitución de ese gobierno colegiado más amplio con representación del Interior no le dio mayor poder a las provincias y a la vez fortaleció las posturas más conservadoras de la Primera Junta (que terminaron por desplazar a Mariano Moreno), cayendo a su vez en la inoperancia y el enfriamiento del espíritu revolucionario que había sostenido el primer gobierno patrio. En esas circunstancias, la caída de la Junta Grande dio lugar a la equívoca solución del Primer Triunvirato, si bien más operativo, tanto o más conservador y, sobre todo, más liberal que la Junta Grande y sin participación provinciana.   

El Primer Triunvirato se conformó con tres figuras prominentes: Feliciano Chiclana, Juan José Paso y Manuel de Sarratea, cuyos secretarios fueron los señores Pérez, López y Bernardino Rivadavia (de gran influencia en la política nacional a partir de entonces). A su vez, bajo la forma de una especie de Poder Legislativo, se conformó la llamada Junta Conservadora con los diputados del Interior más los suplentes de Buenos Aires. El 22 de octubre de 1811, la Junta Conservadora envió al Primer Triunvirato un Proyecto de Reglamento Orgánico o Reglamento Provisorio, de carácter fundacional. El Triunvirato envió el Reglamento al Cabildo de Buenos Aires para que lo analizara, pero el Cabildo porteño lo rechazó sin tener facultades ni competencia para hacerlo. Los diputados protestaron y el Triunvirato disolvió la Junta Conservadora con los fundamentos "explicitados por el secretario del Triunvirato, Bernardino Rivadavia", típico personaje porteño de su época. El Triunvirato expulsó a los diputados del Interior, entre ellos al representante de San Juan, José Ignacio Fernández Maradona. También terminó con el gobierno de las Juntas en las provincias, eliminando entre ellas la Junta subalterna de San Juan.

El errático Triunvirato -en el que algunos creen ver el nacimiento del Partido Unitario, que rechazó la bandera azul-celeste y blanca de Belgrano para no malquistar a España con Buenos Aires, continuó designando desde Buenos Aires los gobiernos de provincia, iniciando así esa histórica costumbre que sería consuetudinariamente rechazada por las provincias y daría lugar al nacimiento del federalismo nacional y democrático, representado en aquellos primeros años y hasta 1820 por José Artigas, quien tendría en San Juan, entre sus primeros seguidores, a Fray Justo Santa María de Oro. 

En línea con su política excluyente, sin consultar a los sanjuaninos, el 29 de enero de 1812 los triunviros porteños designaron a Saturnino Sarassa como teniente gobernador de San Juan. Ahora había que designar al diputado titular por San Juan en reemplazo de José Ignacio Fernández Maradona. Después de idas y venidas, fue elegido Julián Álvarez, pero la Asamblea donde debía ejercer su delegación Álvarez, se disolvió también. Se convocó una nueva Asamblea para octubre, y el 10 de agosto de 1812 San Juan eligió como diputado a Francisco Narciso Laprida, cuyos poderes fueron aprobados por el Cabildo de Buenos Aires el 1° de octubre de ese año.

Monumento a Francisco Narciso de Laprida.

Después de la victoria de Manuel Belgrano en Tucumán, se volvió a reunir la Asamblea el 6 de octubre de 1812, aunque el 8, al amanecer, las tropas asentadas en Buenos Aires se hicieron presentes en la plaza, al mando de José de San Martín y Carlos María de Alvear, con la consigna "Independencia y Constitución". El pronunciamiento derivó en la caída del Primer Triunvirato -sin apoyo institucional ni popular- y la formación del Segundo Triunvirato, que convocó a la famosa Asamblea del Año XIII.

El 17 de noviembre de 1812, San Juan eligió como diputado a un porteño alvearista, que además vivía en Buenos Aires: José Antonio Valle. Valle fue uno de los que se opuso a que los representantes artiguistas de la Banda Oriental -que formaba parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata- participaran en la magna Asamblea. Se puede conjeturar también -a la par que se fortalecía el alvearismo en Buenos Aires- cuál sería la razón del fortalecimiento y extensión del artiguismo en las provincias litorales e incluso en el Interior profundo ante semejante exclusión. Hemos analizado en otro texto la semblanza de Fray Justo Santa María de Oro, uno de los más decididos defensores del caudillo oriental en Cuyo por sus ideales autonomistas, institucionales y sociales.  

La tenencia gobernación de Saturnio Sarassa (1812 - 1813)  

El primer teniente gobernador de San Juan de la época patria fue Saturnino Sarassa –designado por el Primer Triunvirato-, quien concentró en su figura las funciones de la antigua Comandancia de Armas y de la Real Hacienda. Su designación por parte del Triunvirato porteño, si bien creó instrumentos necesarios de gobierno propio, no obstante, estuvo precedida de muchas dudas y preocupaciones entre los habitantes de San Juan, que ya habían visto desplazar a la Junta Grande, convertirla en Junta Conservadora, y disolverla después por el mismo poder que ahora designaba a Sarassa. Por eso su gobierno nació con falta de sostén político y con permanente avance del Cabildo sanjuanino (representación de los vecinos prominentes de la ciudad) sobre las atribuciones de su cargo.

Francisco Narciso Laprida, quien cuatro años después sería el segundo representante sanjuanino al Congreso de Tucumán, fue la cabeza visible del levantamiento contra el gobierno de Saturnino Sarassa, al que acusó de no actuar decididamente frente al peligro de una conspiración realista para retomar el poder. Por su parte, José Ignacio Maradona, que volvía a San Juan luego de haber participado en la Junta Grande y ser expulsado por el Primer Triunvirato, se enfrentó en forma virulenta al teniente Gobernador designado.

A mediados de 1813, dada la falta de consolidación del poder patriótico en Chile (dividido en luchas internas), los sanjuaninos estaban persuadidos de que existía el riesgo de la conspiración e incluso de una invasión realista desde Chile, por lo que el Cabildo sanjuanino ordenó el arresto de algunos españoles y expulsó de la provincia a otros, comenzando a juntar firmas para destituir a Sarassa. 

Ya sin el apoyo del Primer Triunvirato, que había sido destituido en 1812, el 30 de septiembre de 1813 un levantamiento depuso al gobernante, y el Cabildo se transformó en Cabildo Gobernador. Sarassa huyó a la ciudad de Mendoza. No obstante, desde Buenos Aires se designó un funcionario judicial para que deslindara responsabilidades sobre lo sucedido. En diciembre de 1813 el perito legal concluyó su tarea, ordenando el arresto de los instigadores, entre ellos Laprida, y la reposición de Sarassa en el cargo. Sarassa retomó el ejercicio del gobierno, pero a los pocos días renunció.

Creación de la Gobernación Intendencia de Cuyo (1813 – 1820)

El 29 de noviembre de 1813, el Segundo Triunvirato decidió la creación de la Gobernación Intendencia de Cuyo (de la que dependían las teniente gobernaciones de Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja), nombrando como Intendente Gobernador al coronel Juan Florencio Terrada, que se hizo cargo el 19 de enero de 1814. Poco tiempo después, fue designado provisoriamente como teniente gobernador de San Juan el comandante riojano Francisco Pantaleón de Luna, a la vez teniente gobernador de La Rioja. El 12 de noviembre de 1814 lo suplantó en ese cargo el mendocino Manuel Corvalán, quien había revistado en el regimiento de Arribeños en las invasiones inglesas, había traído la noticia de la Revolución de Mayo a Cuyo y sería colaborador del Gral. San Martín en la organización del Ejército de los Andes. En julio de 1814 ocupó el cargo de Director Supremo en Buenos Aires Marcos González Balcarce. Y en septiembre de ese año asumió como Gobernador Intendente de Cuyo el general José de San Martín. Resulta interesante conocer en qué condiciones se produjo la gobernación en Cuyo del futuro Libertador del sur de América.  

Como sabemos, antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, el Corregimiento de Cuyo formaba parte de la Capitanía de Chile. A partir de la nueva creación jurisdiccional, San Juan, Mendoza, San Luis y La Rioja pasaron a formar parte de la Intendencia de Córdoba del Tucumán, "cada cual como simple comandancia de armas, partido o delegación". Así se producía en forma unitaria (decisión discrecional y arbitraria del poder central), el primer desmembramiento de Cuyo. 

Lo cierto es que, por disposición del Segundo Triunvirato y el aval de la Asamblea del año 1813, el 29 de noviembre de aquel año se hizo realidad la creación de la Intendencia de Cuyo "con la denominación antigua de ‘Provincia de Cuyo’", con capital en Mendoza, sustrayéndola definitivamente de la dependencia de la Intendencia de Córdoba del Tucumán, creada en la época virreinal. 

El problema era que, como en la época hispánica, el Gobernador intendente seguía siendo elegido por el poder central. ¿De qué había servido la revolución democrática y anti absolutista de mayo de 1810? Esa arbitrariedad era una de las razones principales del nacimiento del federalismo nacional de la mano de José Artigas, cuyos diputados serían rechazados por la Asamblea del Año XIII. Para empezar, como dice el historiador nacional de Córdoba Roberto A. Ferrero, no se trataba de otra cosa que de "la negativa centralista a reconocer el derecho de cada provincia a elegir sus propias autoridades" y representantes. Habíamos pasado de la dominación absolutista española a la dominación discrecional de Buenos Aires sobre sus hermanas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que por entonces todavía incluía a la Banda Oriental (Uruguay) y el Alto Perú (Bolivia), antes de que Buenos Aires decidiera desprenderse de ellas. 

En ese marco, encontrándose el general San Martín al frente de esta nueva Intendencia organizando ya el Ejército de los Andes desde la fecha de su nombramiento, al conocer la nueva designación como Director Supremo (en reemplazo de Balcarce) de Carlos de Alvear, de quien San Martín se había distanciado por profundas diferencias políticas y personales, solicitó su retiro. 

Dado el pedido de retiro del Gral. San Martín, el nuevo director supremo designó en la gobernación de Cuyo, en lugar de San Martín, al coronel Gregorio Perdriel. Pero aquello no quedó ahí. La renuncia de San Martín y la decisión de su reemplazo por parte del Directorio, ahora en manos de Alvear, produjo una gran indignación en los pueblos de Cuyo que, de esta manera, como explica Ferrero, "veían anularse todos los planes de reconquistar Chile para el comercio local, peligrar su propia seguridad ante los realistas trasandinos y retrasarse la hora de la independencia de América".

La revolución autonomista de la Provincia de Cuyo 

Medio millar de ciudadanos y otro medio millar de milicianos se reunieron en la plaza central de Mendoza el 16 de febrero de 1815 para rechazar la intentona porteñista. Asimismo, "la parte sana del vecindario" se congregó en Cabildo Abierto para expresar la voluntad municipal en ese mismo sentido. Ambas asambleas -frente a la presencia del propio San Martín, que compareció para pedir prudencia- resolvieron no aceptar otra autoridad que la del futuro Libertador y comunicárselo al Directorio. 

En ese intervalo llegó Perdriel a Mendoza para hacerse cargo de la gobernación intendencia, no pudiendo hacerlo por la oposición general que encontró en la ciudad. 

En San Juan -parte integrante de la Provincia de Cuyo- un Cabildo Abierto se pronunciaba también en contra del Directorio porteño, haciéndoselo saber al director Alvear mediante un petitorio avalado por numerosas firmas. A instancias de Fray Justo Santa María de Oro, muy consustanciado ya con las ideas "autonomistas" (derecho de los pueblos a elegir sus propias autoridades), los dominicos de San Juan firmarían con los demás vecinos el pedido de que el Gral. San Martín, "a quien aman con la mayor ternura y le miran como a la columna de su provincia", no fuera reemplazado por el Coronel Perdriel (como disponía el Directorio porteño), "por vivir satisfechos de conducta tan brillante" (la de San Martín) en el cargo de Gobernador de Cuyo. Es esa movida a nivel cuyano la que produce de hecho la primera "revolución autonomista" en el Río de la Plata. 

Ante el pronunciamiento soberano del pueblo de Cuyo -expresión del federalismo nacional en desarrollo-, el Directorio dio marcha atrás con su decisión autocrática, y el general San Martín quedó ratificado como Gobernador Intendente de Cuyo por la voluntad del propio pueblo cuyano. Fue ésta "la primera revolución autonomista triunfante"en el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata -sostiene el historiador Ferrero-, adelantándose de hecho al alzamiento del Litoral y a los "fermentos artiguistas" de las demás provincias mediterráneas, aunque en esa misma dirección política, pues, ¿de qué otra manera podría entenderse un movimiento cívico-militar que resistía un nombramiento de la autoridad central y elegía legítimamente quedarse con el mandatario que lo gobernaba y que prefería para sí, renovándole el mandato? En situaciones similares en otras provincias, los caudillos emergentes de dicha situación serían execrados desde Buenos Aires como "bárbaros" y a esa situación catalogada de "anarquía". Resulta cierto aquello de que "si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia" (Lito Nebbia). De allí la necesidad de reescribirla.  

Cumpliendo su destino emancipador, el Ejército de los Andes, con el general San Martín a la cabeza y el general Bernardo O’Higgins a su lado, partiría hacia Chile para cruzar los Andes en enero de 1817, quedando a cargo de la gobernación intendencia de Cuyo Toribio de Luzuriaga

Cabe agregar que, dada la renuncia de Carlos María de Alvear debido a la sublevación también del Ejército del Norte en Fontezuelas contra la política del Directorio, el 26 de abril de 1815 se produjo otro alzamiento de los vecinos y el Cabildo de San Juan, donde se concentraba la única representación formal de la soberanía popular de la época: para terminar con el gobierno provisorio del mendocino Manuel Corvalán, los vecinos de San Juan, por voluntad y decisión popular, eligieron en su reemplazo como Teniente Gobernador de San Juan al doctor José Ignacio de la Roza, quien ya había estado entre los más votados por el Cabildo sanjuanino de 1810 para representar a San Juan en la Junta Grande de Buenos Aires. 

Monumento a José Ignacio de la Roza.

Cabría a De la Roza como teniente Gobernador de San Juan el honor y la gloria de resistir contra Buenos Aires y los enemigos internos de la libertad y unidad de América, el intento de remover a San Martín como Gobernador de Cuyo, además de convertirse en el estadista que San Juan y la época exigían. 

"Bajo la mano firme de San Martín –confirma el historiador Horacio Videla- secundado eficazmente por De la Roza, Luzuriaga y Dupuy, Cuyo no desfalleció ni un instante. En cuerpo y alma y con todos sus medios, San Juan, Mendoza y San Luis se dieron a la preparación del Congreso de Tucumán y a las necesidades de la crítica hora: la independencia nacional y la emancipación americana", muy a pesar de Buenos Aires que le retacearía los recursos del Puerto a la gesta independentista, siempre más preocupada de sí misma y del poder que ejercía sobre las demás provincias que del futuro de Nuestra América y de sus connacionales. 

Los acontecimientos posteriores de enero de 1820, con San Martín en plena campaña libertadora, darían comienzo a la propia "etapa autonomista" local, sin que la historia oficial reconozca, como queda revelado, que la Provincia de Cuyo había realizado ya su revolución autonomista, y que el nuevo hecho autonómico de 1820 -como veremos-, circunscripto a San Juan, sería un impedimento a una integración y a un desarrollo político y económico regional más sustentable, contribuyendo a partir de entonces a la disgregación institucional definitiva de Cuyo como unidad política, económica e institucional.

Antes de disgregarse, la restaurada Provincia de Cuyo vivirá uno de sus momentos gloriosos (1814 – 1817) al convertirse en la sede del no menos glorioso Ejército de los Andes que libertará Chile y el Perú y que aseguró de esta manera la emancipación de todas las Provincias Unidas de Sud América. La gestión de San Martín como gobernador intendente de Cuyo y la de sus tenientes gobernadores –Ignacio de la Roza en San Juan, Toribio de Luzuriaga en Mendoza y Vicente Dupuy en San Luis-, sería la garantía de la declaración de la Independencia en Tucumán y ésta de la exitosa gesta emancipadora en los campos de batalla chilenos y peruanos. A ese fin, el general San Martín supeditaría todos los demás.  

Extraido de "San Juan, su historia. De la Fundación de San Juan a la Segunda Reconstrucción".

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