"Lamentable y triste": demuelen el Fortín de los Jesuitas en Ullum
Jorge Cocinero referente de ACCODEPAS confirmó a Zonda Diario que están tirando el Fortín de los Jesuitas, en el departamento Ullum.
Este viernes, el Fortín de los Jesuitas ubicado en el departamento Ullum, comenzó a ser demolido por diferentes maquinarias, según dieron a conocer desde ACCODEPAS (Asociación Civil para la Conservación y Defensa del Patrimonio Sanjuanino).
En este marco, Zonda Diario dialogó con Jorge Cocinero, referente de ACCODEPAS, quien lamentó el derrumbe y dijo: "muy lamentable y triste, en la mañana de este viernes se está demoliendo las construcciones de lo que es el Fortín de los Jesuitas en Ullum".
En esta línea, Cocinero agregó: "Esto ataca al patrimonio de la provincia, ataca a la historia viviente que sobrevivió tantos temblores".
QUE ES EL JARDÍN DE LOS JESUITAS:
Es una antigua construcción ubicada en una estancia de 8,5 hectáreas en Ullum, que fue entregada a los sacerdotes jesuitas entre 1742 y 1748 por Lorenzo Quirós. El lugar ha sido objeto de investigaciones históricas y está considerado una de las construcciones más antiguas de San Juan. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la propiedad pasó por diferentes dueños hasta que José Grimalt, ullunero y amante de la historia, se interesó por sus centenarios adobes y finalmente adquirió la parte de la construcción antigua, alquilando inicialmente el lugar.
La construcción del Fortín de los Jesuitas cuenta con paredes de 70 centímetros de ancho y más de 5 metros de altura, lo que ha permitido resistir el paso del tiempo y dos terremotos. La propiedad fue destinada por su donante a los santos ejercicios, y los jesuitas trabajaban la tierra para obtener producción de aguardiente y realizar ejercicios espirituales para hombres.
El 22 de septiembre del 2014 se inauguró dentro del Fortín un museo militar con elementos que donó el DIM 22. Contiene vestimenta, camillas, letrinas y monturas que usaban los miembros del RIM 22 en distintas épocas.
En agosto del 2017 falleció José Grimalt, su propietario, y desde entonces permanece cerrado. Era una apuesta turística. Se convirtió en el polo cultural del departamento y en el único lugar donde conocer parte de la historia de una de las órdenes religiosas más importantes que pasó por la provincia.