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Nidia sopló 103 velitas en la Residencia Eva Duarte

Se trata de la residente más longeva que hoy vive en la Residencia de Adultos Mayores. Allí recibe atención médica y pasa sus días entre mates, caminatas y bingo.

Acompañada de una enfermera, prolijamente peinada con su cabellera rubia hacia atrás, Nidia Ruz, llegaba para contar el secreto de cómo llegar y superar los 100 años. "¿Por qué es tan importante contar como llegue a mi edad, si ya ni sé cuántos años tengo?", dijo mientras su risa invadía la biblioteca de la Residencia Eva Duarte.

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De grandes ojos claros, Nidia destacó que lo más importante para seguir cumpliendo años es "querer la vida". "Me gusta la vida que tengo, amo a mi familia", asegura.
La abuela es la residente más longeva que hoy se encuentra en la Residencia Eva Duarte de Perón. Llegó hasta allí en el 2020 apenas iniciaba la pandemia, según cuentan las licenciadas que hoy acompañan a la mujer.
Oriunda del departamento de Ullum, donde pasó toda su infancia, Nidia recuerda las "travesuras" entre parrales y la chacra. "Nos comíamos las naranjas, aunque estuvieran agrias, después aprendimos que cuando venía el viento zonda se caían y levantábamos todas las frutas para nosotros", recuerda.
"Nosotros siempre nos criamos entre plantas, porque mi mamá así nos enseñó. Cuando me fui a mi casa en Villa Krause comía frutas y tiraba las semillas ahí en el fondo porque me encantan las plantas", contó.
Recuerda la escuela con gran cariño y destaca la importancia de poder aprender a leer, "a veces me río sola de las travesuras en la escuela, pero era importante aprender a leer", sostuvo
Se confiesa una gran "matera". "La pava debe estar siempre en el fuego, porque tomamos mates a toda hora". A la hora de cocinar, tiene una gran memoria para las recetas, aunque remarcó entre risas "yo solo cocino si tengo hambre".
Las enfermeras destacan que su ánimo siempre es alegre, aunque ella destaca que últimamente la tristeza la acompaña porque le gustaría volver a su casa en Villa Krause. "Yo siempre recuerdo mi casa, me gustaría estar allá con la familia", dijo.
La familia de Nidia la visita periódicamente e incluso festeja sus cumpleaños con ella. "El año pasado se trajeron una gran torta que podría haber durado hasta este año", recordó entre risas Nidia.
En las manos de Nidia se puede ver el paso de un siglo vivido y en sus ojos se expresa la añoranza de los recuerdos. "Es una abuela que camina todo el día, le gustan mucho los paseos por el jardín", contó Sonia Recabarren, directora de la Residencia.
103 velitas sopló el pasado 23 de julio y con toda la autoridad de esos años vividos, señaló "hay que querer la vida y la familia. Antes uno trabajaba mucho desde que el sol salía y luego a la noche estábamos con la familia. Hoy la gente o no quiere trabajar o lo hace con las luces encendidas y corriendo, sin disfrutar lo que tiene".
Entre mates, bingos y juegos de cartas, Nidia pasa sus días en la Residencia recibiendo el cariño de quienes la cuidan y de los profesionales que se encargan de su salud. Al despedirse muestra otro de sus pasatiempos, se levantó de su silla de ruedas y caminó por los pasillos hasta el jardín, "a mí me gustan mucho las plantas", dijo.

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