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Responsables de la Felicidad Azul

Llegaron a Unión el año pasado con la misión darle un título. En tres meses consiguieron dos. Isaías, Elías y Paulo nombres que pasaron a ser ídolos en todo Villa Krause

Domingo 8 de septiembre de 2020. Plena pandemia en la Argentina y en San Juan. Con una decena de kilos menos salía del hospital Rawson Isaías Oballes, luego de haber permanecido internado 3 meses por un accidente que sufrió.

En la calle Mary O'Graham no lo esperaban. Su madre Amalia lo primero que hizo fue abrazarlo y luego llamó al hospital para saber si era cierto que estaba dado de alta.

En ese momento de la vida de Isaías, con 29 años empezó todo.
Se prometió a si mismo volver a jugar al fútbol, ganar partidos y ser campeón.

En cuatro meses estaba entrenando con su hermano Elías en Árbol Verde de Jáchal.
El regreso al aislamiento en el 2021 lo quiso voltear de nuevo, pero no pudieron.

Un llamado a su hermano Elías, en una tarde de primavera le devolvió la vida y allí se juramentó ser campeón.

El del llamado, fue Gastón Solera, el técnico de Unión de Villa Krause, él le dio la llave para buscar la felicidad.

"Cuando le llamó a Elías, le dijo que nos quería a los tres. Nosotros veníamos de estar en Árbol Verde, lo habíamos levantado pero la pandemia nos paró y nosotros que vivimos el día necesitábamos trabajar para comer. Ni lo dudamos en arreglar con Unión. Hoy nos decimos entre los tres que fue una decisión acertada", cuenta con la voz entrecortada Isaías el mayor de los hermanos Oballes, quienes fueron fundamentales en el Azul para la obtención del campeonato.

Nada es fácil para los Oballes

Son 11 hijos los que tienen Julio (popularmente conocido como Mortaleda) y Amalia. Tres de ellos llegaron el año pasado a Unión para jugar la Copa de Campeones y el desafío de clasificar al Regional Amateur y cumplieron.

Pero faltaba algo mas, ser campeón del torneo local.

El que mas partidos tuvo fue Paulo. Un delantero incansable, todo terreno, guapo y con calidad.

A sus 25 años, tuvo su paso por la reserva de San Martín, pero no le dieron la oportunidad que se merecía. En Unión le abrieron la puerta y él pago con creces.

"Me siento tan cómodo, estoy como en mi casa. Yo antes había estado en otros clubes y estuve cerca de una final o un título, pero nunca pude. En Unión lo conseguí. Esta camiseta me dio muchas alegrías y quiero entregar mucho mas para la gente. Es increíble como se vivió la previa de esta final. Tenía muchos ilusiones pero también nervios, pero cuando entré y vi la gente en la tribuna se me puso la piel de gallina. Allí entendí que debíamos ser campeones" relata Paulo que recibe palmadas en la espalda de un par de amigos del Barrio Cabot que llegan a casa.

Elías Oballes está entre Isaías y Paulo. Con 27 años, además de volante es peluquero y el oficio lo desempeña en la casa de sus padres, donde tiene su salón.

"La verdad que todavía estoy recibiendo mensajes por el triunfo del domingo. Es increíble lo que se vive en Unión. Nosotros con mis hermanos lo hemos disfrutado en estos 8 meses. Yo estoy eternamente agradecido a Gastón (Solera el DT), el nos abrió la puerta del club y nos dio la chance que los tres hermanos jugáramos juntos. En la final estuvimos los tres y esas son experiencias que no se olvidan mas. Unión nos dio la felicidad que buscábamos y necesitábamos" confiesa Elías.

No es común encontrar en el fútbol argentino, que tres hermanos jueguen una final y que los tres resulten determinantes para el equipo. En Unión el entrenador apostó por ellos y acertó.

Elías lo hizo como lateral por derecha, Isaías como volante de contención y Paulo como delantero.

Ninguno puede vivir del fútbol solamente. Paulo e Isaías se juntan en el centro y venden medias, turrones, alfajores o lo que se puede.

"Somos vendedores ambulantes. En la mañana nos vamos al centro y vendemos, somos comerciantes y no le escapamos al trabajo. Mi viejo nos enseño de chico que hay que trabajar. El tiene su kiosco de frutas y verduras en la Tucumán y Libertador", cuenta Isaías que es papá de Nehemias y Yoshua.

Mientras los tres hermanos juegan, en las tribunas el papá Julio vende turrones y alfajores en todos los partidos.

Se le infla el pecho diciéndole a todos esos son mis hijos el 4, el 8 y el 9.

"El viejo es un fenómeno, nos impulsa, nos motiva pero también nos enseñé a trabajar y agradecer. Nosotros con Isaías terminamos de entrenar, nos bañamos y salimos para el centro a vender. Si no trabajamos no comemos" remarca Paulo que fue uno de los goleadores del Azul en el campeonato que terminó.

No hay tiempo para el descanso y el domingo ya empieza el nuevo torneo y hay que ratificar lo que se consiguió.

"No podemos ni debemos relajarnos. No le podemos fallar a esta gente. Cuando decimos que están relocos, es por que son tan seguidores, no paran de alentar, son pasionales a morir remarca Elías.

El Martín Fierro reza en unos de sus versos "los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera..." Los Oballes unidos le dieron a Unión de Villa Krause la felicidad que esperaban desde hace 18 años.

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