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El arte para comunicarse con el mundo

Artista. Laura pinta macetas, hace retratos y ama bailar. Cuenta que con el arte se comunica.

Tiene Síndrome de Down, baila, pinta y cocina. Sueña con encontrar un empleo y seguir capacitándose. Una historia de superación.

Laura Santana tiene 31 años, nació en Capital y vive en Rivadavia. Vive con su mamá pero tiene padre y cinco hermanos. Ella es la menor. Todos sus hermanos están casados y tienen hijos.
Laura tiene Síndrome de Down y asegura que siempre recibió cariño y mucho afecto en todas las instituciones a las que asistió: Escuela Aleluya, Centro de la Danza Granada, en su trabajo como Auxiliar de Secretaria, en el Colegio Andacollo, en el Colegio Mercedario y en el Centro de Día (Vida Nueva) donde asiste actualmente.
"Lo mejor que me pasó en la vida fue poder bailar en un escenario y ganar un concurso de folclore en Carlos Paz (Cueca Cuyana), poder ir a una academia de danza donde me enseñaron a bailar", cuenta Laura.
"Lo peor que me pasó fue una operación de urgencia de una hernia abdominal, fue horrible", admite.
Laura se levanta todos los días a las 7. Se cambia muy coqueta. Desayuna sólo una taza de café con leche, siempre la misma taza, una de River (es súper hincha).
La busca una combi y va al Centro de día de 8.30 a 12.30. Almuerza. Come variado, una rodaja de pan lactal (porque no engorda), un vaso de agua y otro de jugo Ades. Duerme siesta.
Merienda lo mismo que desayuna, pero agrega una semita (de la panadera de enfrente de su casa).
Se pone los lentes y pinta. Pinta mucho. Las macetas que le encarga su familia, las que vio en Pinterest o tan solo las que ese día quiere. Cuando termina, hace las tareas del Centro al que asiste.
Los domingos a la tarde (todos) hace un budín para que uno de los sobrinos lleve al jardín al día siguiente.
Pintando macetas, Laura se relaja. Baila folclore (ama bailar, desde la pandemia dejó de asistir a la academia y se entristeció). También dejó el "gym" donde hacía zumba, a veces funcional y bici.
Ahora dibuja y pinta retratos en papel en el Centro de Día.
Este año, Laura terminó una capacitación a distancia de Búsqueda de empleo (ASDRA) y hace cursos virtuales de capacitación laboral para personas con discapacidad en la provincia.

Una conexión con el mundo
Siempre disfrutó bailar pero este año encontró un refugio en la pintura. Un día empezó y no paro más. Lo disfruta y la conecta con los demás porque pide opiniones y acepta sugerencias. Pero ojo, nadie puede intervenir ni ayudarle a pintar. Si se las modificás, se enoja.
Constantemente Laura logra los objetivos que se propone y la mayoría de los que los demás le presentan: caminó a los 2 años, dejó los pañales a los 3 y aprendió a andar en bici y roller a los 5.
Aconseja acompañar a los chicos y jóvenes con alguna discapacidad y darles herramientas para que puedan incluirse en la sociedad. Alentarlos, motivarlos y presentarles nuevos desafíos cada vez que sea posible.
Proyecta seguir capacitándose para poder encontrar un empleo, seguir pintando y haciendo budines.
A todos les dice que se animen a hacer lo que les gusta y confíen en las capacidades de cada uno. Una verdadera historia de superación.

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