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¿Podemos "escuchar" con los ojos?

Me encontraba en la playa Manuel Antonio, en Costa Rica, como parte de una investigación referida al comportamiento animal. Luego de una mañana de trabajo analizando cómo los monos habían adecuado su vida cotidiana conviviendo con humanos gran parte del día, nos disponíamos a disfrutar nuestro almuerzo. En Manuel Antonio, por tratarse de una reserva, no está permitido compartir alimento con los monos. Sin embargo, notamos que los primates no estaban dispuestos a acatar las normas. Mientras uno de ellos aprovechó un segundo de distracción para sustraerle un sándwich a un compañero, una hembra se aproximó lentamente mientras yo me disponía a comer una banana. Lo llamativo es que ella nunca miró la banana que estaba en mis manos. En cambio, miró directo a mis ojos y sin parpadear se aproximó sigilosamente deteniéndose a pocos centímetros de mí en un intento de obtener de mi parte una parte de mi almuerzo. Alguien de mi equipo dijo: "Te mira como si te hablara".

Hemos escuchado – y repetido- el viejo adagio que dice "Los ojos son las ventanas del alma". Dicho refrán no está tan alejado de la realidad ya que cuando conectamos visualmente hay muchas más posibilidades de acercarnos al universo de emociones de quienes nos rodean. Tenemos un amplio repertorio de formas de mirar y quizá la mirada sostenida sea una de las más poderosas cuando se trata de influir y hasta intimidar a otras personas. Nuestros ojos reflejan nuestros estados anímicos con una gran precisión. De allí que escuchemos expresiones tales como "tiene los ojos cansados" o "me mira con ojos tristes", etc. Por otra parte, la oculésica – disciplina que estudia el comportamiento ocular tanto en el campo de la medicina como en el de la sociología-, nos permite adentrarnos en las profundidades de las señales que emitimos con los ojos y sus significados.

Por ejemplo, el guiño de nuestros ojos, esto es cerrar un ojo mientras mantenemos el otro abierto cuando hablamos con alguien – incluso sin hablar -, es uno de los gestos más curiosos que encontramos en el Sistema de Acción de Codificación Facial publicado por los renombrados investigadores Paul Ekman y Wallace Friesen en 1978. Esta acción nomenclada como AD46, tiene significados muy diversos dependiendo del contexto cultural. En algunos países de Asia se lo considera un gesto ofensivo. En cambio, en casi toda Europa y América, guiñar un ojo tiene una connotación de complicidad, seducción, aprobación, amistad, conspiración y otros tantos significados dependiendo de otros factores como postura, movimiento corporal (kinesia) y circunstancia en que se realice.

La pregunta es ¿Podemos escuchar con los ojos? Técnicamente no, pero de algún modo, sí, Es decir, podemos brindar un mayor bienestar a la persona que nos habla, si sabemos mirarla. De ese modo dejaremos en la mente de nuestro interlocutor la sensación agradable de haber recibido la máxima atención e interés durante su relato. A continuación, señalaremos 3 tips para "escuchar con los ojos":

  1. Mirar a los ojos

Si bien mirar a los ojos es algo que hacemos cuando mentimos para verificar que nos están creyendo, es algo que casi no podemos hacer de modo sostenido cuando nos hablan. Mucho menos si estamos escuchando a alguien por obligación. Si alguna persona nos habla y no la miramos porque estamos ocupados por ejemplo frente a nuestra computadora, la impresión que dejamos es de desinterés. La frase "vos háblame, no te miro porque estoy trabajando, pero te escucho", deberíamos desterrarla para siempre de nuestro léxico. Dejemos lo que estamos haciendo, evitemos distracciones – esto aplica también para nuestro WhatsApp o cualquier otra notificación- y concentrémonos en el rostro de quien nos habla.

  1. Acompañamiento gestual

El relato de nuestro interlocutor está cargado de contenido emocional. Acompañemos – sutilmente-, con nuestros gestos, el relato. Si nos dicen que algo le causó sorpresa, levantemos levemente las cejas, si nos dice que estaba triste por algo, representemos de manera tenue la tristeza bajando, por ejemplo, la comisura de nuestros labios. Con el tiempo se convertirá en hábito conectar con el discurso emocional de quienes nos rodean y generaremos mayores niveles de empatía.

  1. Asentir con la cabeza

Este código conocido como BC85(Behavior Code o Código de Comportamiento), es muy útil para crear un punto de contacto con quienes nos hablan. Especialmente para manifestar que estamos de acuerdo con lo expresado en el relato. Pero atención, si exageramos con este recurso obtendremos el resultado opuesto y nuestro interlocutor creerá que no lo estamos escuchando en absoluto y que solo movemos la cabeza para simular. Así que solo asintamos una o dos veces en una conversación de media hora.

Como vemos, sin mucho esfuerzo y solo con nuestro modo de mirar, podemos transformarnos en personas más persuasivas. Con solo una mirada, un leve movimiento de nuestra cabeza y una gestualidad consciente, nuestros códigos de comunicación corporal pueden generar bienestar en quienes nos rodean. Permitamos que nuestras expresiones y movimientos corporales se sincronicen con nuestras emociones teniendo en cuenta que como siempre decimos en nuestro laboratorio, nuestro cuerpo no sabe mentir.
Hugo Lescano es Director del Laboratorio de Investigación en Comunicación No Verbal 


y Consultor externo de la OEA (Washington DC) en Comunicación no Verbal y Negociación. Además, se desempeñó intercediendo en conflictos carcelarios durante más de una década en las cárceles de Buenos Aires 


Instagram: @hlescano 



www.HugoLescano.com.ar 
 

El experto dictará desde abril una nueva certificación en Comunicación No Verbal para todo el mundo hispano revelando las claves del lenguaje corporal:

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