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Advierten el riesgo permanente de sismos fuertes y destructivos

El sismo del 18 de enero del 2021 fue un terremoto superficial destructivo. Su localización en zona de Carpintería y de Maradona, coincide con la activación de una estructura en el basamento del terreno Cuyania bajo la Precordillera Central y sin evidencia de ruptura superficial cosísmica.

Advierten el riesgo permanente de sismos fuertes y destructivos. Según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica, SJ está parcialmente preparada para un terremoto de magnitud 7 u 8. "Seguramente se producirán daños y habría algunos colapsos de estructuras, el reglamento actual persigue la protección de vidas", señalan y aseguran que habría que realizar varios simulacros sísmicos durante el año.

Hoy se cumple un año del terremoto de magnitud 6,4 en la escala de Richter que sacudió gran parte de la provincia y destruyó miles de viviendas, principalmente en zonas rurales.
El sismo se produjo a 57 kilómetros al sudoeste de la ciudad de SJ, y hubo que lamentar cinco heridos leves, según fuentes provinciales y del Instituto Nacional de Previsión Sísmica (INPRES).
En ese sentido, Rodolfo García, jefe del área de Estructuras del INPRES, se refirió a la preparación en caso de un posible evento sísmico de mayor magnitud.
Según expresó García, dentro de la zona sísmica 4 en la que se ubica SJ, de mayor peligrosidad en todo el país, el del 18 de enero del año pasado fue un terremoto moderado, inferior al de Caucete de 1977 y al de 1944. Se destruyeron principalmente aquellas viviendas vulnerables que no son sismo-resistentes, algunas anteriores al actual reglamento.
"Para terremotos moderados, se prevé que no existan daños y el año pasado se comportaron aceptablemente, pero no así aquellos edificios que son vulnerables y no cumplen con la reglamentación", indica.
"Vemos que se han ido superando las normativas, incluso en algunos eventos pasados. Frente a la misma acción, hubo un avance considerable en la seguridad de las construcciones".
No obstante – advierte García- estamos lejos de tener construcciones mucho más seguras que no sufran daños y que puedan seguir cumpliendo con la función que se desempeñan.
"La prevención se hace construyendo en forma adecuada para la zona sísmica en la que estamos. Si miramos hacia la sismología, siempre es importante tener una idea acertada del potencial sismogénico de las fallas. En este caso, la falla no excede el potencial de otras más peligrosas. De hecho, la de La Laja en el 44, generó un terremoto de 7,4".
"Estamos parcialmente preparados para un terremoto de magnitud 7 u 8. Seguramente vamos a tener daños y podría haber algunos colapsos. El reglamento actual persigue la protección de vidas", asegura García.
"La escala de magnitudes es logarítmica y un punto de diferencia representa gran cantidad de energía. Por ejemplo, entre 6,4 y 7,4 hay 33 veces. Por lo tanto, si se compara este terremoto de La Rinconada con el del 44 o el del 77, estos últimos fueron 33 veces más grandes en términos de energía", explica.
Nuevas tecnologías
"A nivel mundial, se empiezan a esparcir nuevas tecnologías de aislación sísmica de bases. En SJ hay un edificio construido y hay otro en construcción, que contempla este tipo de tecnología que aísla parcialmente el movimiento del suelo de la respuesta del edificio en terremotos destructivos", asegura García.

FALTAN SIMULACROS DURANTE EL AÑO

Según el INPRES, los terremotos son fenómenos naturales con características particulares y no son predecibles todavía, más allá de los esfuerzos que la comunidad científica mundial ha invertido. "No sabemos aún cuánto falta para poder lograrlo. Los desastres no se producen por el sismo en sí, sino por la interacción del fenómeno con la infraestructura vulnerable que el hombre hace".
"Debemos tener construcciones que respondan al condicionante de vivir en una zona sísmica", advierte García.
"Nunca es suficiente la prevención, siempre se puede más. Si uno cree que es suficiente, se sienta en los laureles y no hay forma de mejorar. Más allá que la conciencia sísmica ha mejorado en las últimas décadas, todavía falta un largo camino por recorrer", destaca.
"Los simulacros mejoran la toma de conciencia y tenemos que hacer un plan de prevención para anticiparse al evento y estar preparados de la mejor manera para que los daños sean menores. No obstante, se tienen que generar los planes de emergencia como fijarse escenarios extremos y prepararse para eso".
"Son muy importantes los simulacros que deben partir de un escenario desfavorable, de manera de poder responder de la mejor manera posible. Deberían haber simulacros varias veces al año a nivel público para saber cómo responder ante escenarios adversos", añade García.

"La prevención se hace construyendo en forma adecuada para la zona sísmica en la que estamos".

Organizado por Secretaría General de la Gobernación, en noviembre de 2018, tuvo lugar el último simulacro sismo-terremoto en dependencias de Casa de Gobierno.

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