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El desprecio y la sonrisa de los porteños

Análisis exclusivo para Zonda DiarioPor Hugo Lescano*@hlescano

La media sonrisa es un gesto muy común que podemos observar en el rostro de las personas ya sea en medio de una discusión, en una negociación o una reunión de amigos. Suele aparecer y desaparecer rápidamente razón por la cual a veces pasa inadvertida. Se trata, de acuerdo a más de 150 años de investigación (Darwin, Ekman, Friesen y otros), a una de las siete emociones básicas universales de nuestra especie, a saber, el desprecio.
Dicha emoción se expresa en nuestro rostro con la contracción – a la que llamamos Unidad de Acción N° 14-, de cualquiera de las dos comisuras labiales. Si bien las expresiones en el rostro aluden a emociones de la persona en el mismo momento en que éstas aparecen y no apuntan a describir rasgos de personalidad, las personas que hacen del desprecio una forma cotidiana de relacionarse, lo usan en casi todas las circunstancias.
No es casual que la comisura retraída – izquierda o derecha-, identifique en el clásico juego argentino de cartas llamado "truco" la seña que corresponde al siete de oros y de espadas, ya que se trata de representar en el rostro, una posición de poder y superioridad frente a casi todas las otras cartas del juego.
Fuera de ese juego y en muchos casos - el ejemplo clásico es la sonrisa de Harrison Ford-, se trata de un gesto de autoconfianza que suele aparecer para transmitir superioridad o bien como indicativo que refiere a que nada de nuestro entorno puede intimidarnos. Tengamos en cuenta que el desprecio, como todas las emociones expone un gran espectro de posibilidades dependiendo de la intensidad que oscilan entre considerables niveles de autoestima y un sentido de superioridad acompañado de falta de consideración hacia nuestros interlocutores.
Existen excepciones culturales como la zona del Río de la Plata. Buenos Aires y Montevideo, por ejemplo, han recibido una fuerte influencia gardeliana a comienzos del siglo XX. La sonrisa canchera de Gardel con la comisura retraída hacia un costado no era sino el reflejo mismo de la impostación comunicacional que daba por sabida una actitud ganadora y segura de sí misma necesaria para encarnar al guapo del 900. El estereotipo de ese perfil del que se las sabe todas, ha devenido en toda la zona portuaria – incluso en zonas tales como Mar del Plata, Rosario y Bahía Blanca -, en una construcción social que transmitimos de generación en generación dando lugar a una identidad regional que encontró su forma gestual en esta media sonrisa que coincide con la expresión universal del desprecio, razón por la cual la fama de los porteños no ha resultado favorable en casi ningún lugar del mundo. Es así, entonces, que no todos "los porteños" mostramos desprecio cuando sonreímos, sino que en muchos casos solo intentamos establecer un vínculo empático con una sonrisa que es percibida como negativa.
Volviendo al punto, y para cerrar la reflexión con dos ejemplos categóricos; Donald Trump, ex presidente de los Estados Unidos y AMLO, presidente de México, – sin ser porteños-, utilizan esa media sonrisa en casi todas las interacciones con sus adversarios, sean estos políticos o medios de comunicación. En el caso de López Obrador, se sospecha de una leve parálisis facial que lo afectó en tiempos de campaña y que dejó su rastro en ese gesto tan particular. Por esto último debemos siempre verificar que lo que percibimos como desprecio, no se trate de secuelas resultantes de dolencias físicas. Es sabido que nuestro rostro anuncia de modo permanente nuestros estados emocionales, aunque a veces de modo sutil. El lenguaje corporal nos da siempre una pista acerca de las emociones de las personas y de este modo nos permite anticiparnos a sus acciones, porque como siempre decimos en nuestro laboratorio, nuestro cuerpo no sabe mentir.

Hugo LescanoDirector del Laboratorio de Investigación en Comunicación No VerbalConsultor de la OEA (Washington DC) en Negociacióny Comunicación no VerbalAdemás, se desempeñó intercediendo en conflictos carcelarios durante más de una década en las cárceles de Buenos Aires
www.hugolescano.com 

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