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Jueves 19 de Septiembre, 2024
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La mamá de Fernando Báez Sosa, a dos años del crimen: "Tratamos de vivir de su recuerdo"

Hundidos en el dolor y "sin ganas de seguir viviendo", los padres del adolescente asesinado por una patota de rugbiers convocaron a una manifestación para el martes, en Villa Gesell.

No existe consuelo para Silvino Báez y Graciela Sosa, los padres de Fernando Báez Sosa. Aquel que dijo por primera vez que el tiempo todo lo cura, seguramente no tuvo que llorar a un hijo. A dos años de que un grupo de rugbiers asesinó al estudiante de Abogacía a la salida de un boliche de Villa Gesell, los papás del joven expresaron su enorme dolor y realizaron una nueva convocatoria para recordarlo y exigir justicia.

"Queríamos comunicarles que el próximo 18 de enero se cumplen dos años del brutal asesinato de nuestro hijo Fernando José Báez Sosa y hacemos una convocatoria en Paseo 102 y Avenida 3, en Villa Gesell, a las 20.30 horas. Hoy más que nunca necesitamos el apoyo de todos ustedes para seguir pidiendo justicia. Los esperamos y gracias a todos por el apoyo que siempre hemos recibido de todos ustedes. Graciela y Silvino", fue el mensaje compartido por los papás de la víctima.

El año pasado, en el primer aniversario y con el objetivo de rendirle tributo a la generosidad del joven, junto a sus amigos organizaron una colecta solidaria de alimentos y útiles escolares en el Parque Rivadavia, del barrio porteño de Caballito.

El desgarrador testimonio de la mamá

La madre de Fernando Báez Sosa recordó a su hijo este jueves en diálogo con TN y expresó el dolor que le significó su muerte: "No podía creer que me digan que elija un cajón donde va mi hijo".

Sobre los rugbiers que atacaron a Fernando remarcó: "Lo mataron a traición, en manada".

Graciela describió cómo sienten junto a su marido la pérdida de su hijo: "Los días no pasan para nosotros. Es muy triste y doloroso no tener con nosotros a Fernando. Tratamos de vivir de su recuerdo".

Hace algunos días atrás, en diálogo con Radio Mitre, la mamá había expresado: "Hay veces que no tengo ganas de seguir viviendo. La vida que llevamos no es vida, estamos muertos con él. Estamos de pie solo por él, para pedir justicia. Extraño muchísimo a mi hijo, aún tengo tendida su cama y sus cosas".

El dolor de Graciela, de 54 años, y su esposo Silvino, de 48, es insanable.

Cada fin de semana, acuden al Cementerio de Chacarita para prender velas, dejar flores y sentarse frente al nicho en el que descansan los restos del muchacho. De regreso a su casa, es inevitable que no pasen por el cuarto de él, que se convirtió prácticamente en un altar. Imágenes de la niñez y adolescencia del joven que le arrebataron la posibilidad de ser adulto, sus cosas, rosarios y cuadros que artistas pintaron sobre él generan conmoción a simple vista.

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