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Jueves 19 de Septiembre, 2024
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El plan de Fernández para jubilar a Cristina Kirchner

alberto

No lo dice ni dirá explícitamente, pero todos los actos del Presidente se encaminan en una dirección: ganar sustento propio y alejarse del poder que le permitió sentarse en el sillón de Rivadavia.

Franko Castle de Montenegro (1946), Cardenal Presbítero de los Santos Andrés y Gregorio del Monte Celio, Arzobispo de Agrigento dijo: "La ambición desmedida comulga con el egoísmo, la soberbia y la destrucción, cuánta ceguera y dureza de corazón existe en esas personas que presumen de una realidad que solo existe en ellas mismas".

Nada queda de las razones que llevaron a Cristina Kirchner el 18 de mayo de 2019 a circular un video por las redes anunciando su decisión: "Le he pedido a Alberto Fernández que encabece la fórmula a presidente que integraremos juntos, él como candidato a presidente y yo como candidata a vice en las PASO".

Alberto y Cristina se han divorciado en privado, pero mantienen las formas en público; por más apariciones en modo "Pimpinela", el acting ya no resulta creíble. Incluso la forma en que Cristina fue recibida esta semana por Alberto en Olivos marca el tono de la relación, a solas y sin fotos. Se toleran por conveniencia, desconfían por experiencia. Alberto está dando pasos claros en su intención de jubilar a Cristina.

No lo dice ni dirá explícitamente pero todos sus actos se encaminan en esa dirección.
No se trata de un plan orquestado y elaborado con enjundia. Estamos frente ante la presencia del aprovechamiento de las circunstancias, del debilitamiento de una y la resistencia del otro.

Tras el resultado del las últimas elecciones queda claro que Cristina dejó de ser un fenómeno nacional, para refugiarse en el AMBA donde mantiene gran parte de su, ahora menor, caudal electoral. Alberto en cambio está "intentando" jugar fuerte con los gobernadores peronistas (como el cónclave que hizo esta semana), los movimientos sociales y los popes sindicales.

En este contexto debemos analizar los "anuncios" del Presidente y los silencios (calculados) de la Vice.

El pasado 17 de noviembre Alberto "festejó" el resultado electoral adverso que en el oficialismo valoraron como un triunfo, porque eso le dio una segunda oportunidad cuando pensaba que estaba perdido y de salida. Bajo el pretexto del Día de la Militancia, el Presidente hizo su movida que tuvo como principal destinatario a los socios mayoritarios del Frente de Todos:

"Los matices y las diferencias empecemos a ponerlas sobre la mesa para que lleguemos a 2023 con toda la fuerza que necesitamos. Mi mayor aspiración es que en el 2023 desde el último concejal hasta el Presidente de la República lo elijan primero los compañeros del Frente de Todos". Afirmar públicamente la necesidad de realizar elecciones internas en la coalición de gobierno es un desafío abierto a su jefa.

No resulta llamativo que, dos años después el candidato "designado" se subleve públicamente de esta forma. Ha sufrido un menoscabo lamentable de su jefa política, de una gravedad tal que puede equipararse a lo que en su momento Carlos "Chacho" Álvarez hizo con el gobierno del hoy fallecido Fernando De La Rúa.

Cristina Fernández es una vicepresidente que no funciona. Hace su propio juego, al extremo de ordenar la renuncia masiva de funcionarios tras la debacle en las PASO, o destrozar con su hijo la aprobación del presupuesto nacional, entre otros hits.

El armamento de Cristina son las cartas, los piquetes de funcionarios, los discursos de su heredero y las redes como forma de comunicar sus desencantos, órdenes y correctivos. Alberto conoce a la perfección lo que, en privado, dicen de él.

Con su postulación para 2023, sumado al pedido de realizar internas en la coalición de gobierno, confirma que ha iniciado el largo camino del adiós de Cristina. Alberto busca la forma de alejarse del poder que lo sentó en el sillón de Rivadavia, intentando (por ahora solo eso) generar sustentos propios, básicamente gobernadores peronistas, movimientos sociales y sindicatos que serán los principales beneficiarios de la caja del estado en los próximos dos años.

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